Pablo Bolaño hace un repaso del sector ecológico japonés. Un sector que, efectivamente, sigue creciendo, pero que no es tan avanzado como podríamos suponer tratándose de una de las principales economías del mundo.
¿Queréis tanto a la vida como para sacrificar la existencia del espíritu?
Yukio Mishima
Según lamanga.co.jp, “el consumo de alimentos ecológicos en Japón crece de manera consistente desde hace años pero, a pesar de la gran preocupación que el japonés medio tiene por la salud y por la seguridad alimentaria en general, el nivel de penetración de estos productos en el mercado todavía no es tan alto como cabría esperar. Como indicador, podemos citar el gasto anual por persona en productos procedentes de la agricultura ecológica, que se reduce a unos 8€ (según datos de 2020), frente a los 274€ de Suiza, que está a la cabeza mundialmente, los 227€ de Dinamarca o los 116€ de Alemania”.
LAS RAZONES
¿Por qué ocurre esto en el citado país asiático, si hablamos de una de las principales economías del mundo? La respuesta es compleja. Se debe, probablemente, a diversos factores. Al intentar hacer un análisis apropiado del mercado orgánico japonés nos tropezamos con la dificultad de que hasta hace poco no existía una definición clara de lo que se entiende por “producto orgánico”. Además, las directrices optativas (es decir, no obligatorias) para la agricultura sostenible publicadas en 1992 por el Ministerio de Agricultura, Forestación y Pesca (MAFF) del Japón, y aplicadas hasta el año 2000, no exigían una certificación orgánica independiente. La traducción japonesa de “alimento orgánico” es “Yuki Shokuhin”. Ahora bien, “Yuki Shokuhin” es un producto alimentario en cuyo proceso de producción no se han utilizado productos químicos o se han utilizado en poca cantidad (Agriculture and Agri-Food Canada, 1997), y puede subdividirse en las siguientes categoría. Todo ello crea mucha confusión en el consumidor. Por otro lado, también podemos decir que el consumidor japonés sí que está cada vez más preocupado por su salud, pero los temas ambientales son un poco una asignatura penidente en el país oriental. Ello no contribuye al despegue del sector ecológico.
CAMBIOS VELOCES
Sin embargo, el sector ecológico japonés empieza a ascender, a un buen ritmo, como ya ocurre en muchos otros rincones del planeta. Según las proyecciones del Ministerio de Agricultura el volumen total del mercado ecológico pasará de unos 1.500 millones de euros en 2017 a 2.700 millones en 2030. En Japón, como en España, son los ciudadanos los que mayormente están creando esta tendencia. También, la notable presencia de turistas y visitantes profesionales al país ha hecho que la demanda de alimentos ecológicos aumente. En los últimos dos años, ha crecido el número de tiendas físicas especializadas. Y Amazon y Rakuten han creado secciones especiales. En algunos supermercados y cadenas se dedican espacios dedicados al alimento “bio”. Japón también ha visto nacer en los últimos meses/años, la caden de súpers especializada en alimentación ecológica BIO-RAL, que ya tiene 5 establecimientos en Osaka y en Tokyo; o Bio c’ Bon, creada en 2016 por el gigante grupo de retail AEON en colaboración con la cadena francesa del mismo nombre y que ya cuenta con 27 establecimientos. También es digna de mención la plataforma online Oisix ra daichi, creada en 2017 mediante la colaboración de tres cooperativas dedicadas históricamente a la entrega de verduras y hortalizas a domicilio. Podríamos aseverar que, a gran velocidad, Japón va restando distancias con otros países, especialmente europeos.
LA PANDEMIA
El Sr. Kengo Yoshida, de la División de Importación de Mitoku, un importante distribuidor de alimentos ecológicos, comentaba recientemente en lamanga.co.jp que “el mercado orgánico está creciendo de manera constante desde hace varios años, aunque todavía es inferior a los 2.000 millones de euros. La demanda ha aumentado constantemente durante el último año y medio, durante la pandemia, especialmente para los productos orientados al consumo en el hogar. Al no poder comer fuera, aumentó el número de personas que cocinaban para sí mismas y que estaban dispuestas a gastar en alimentos de alta calidad el dinero que se ahorraban en restaurantes, lo que muestra que la percepción de los japoneses sobre los productos orgánicos es que son de precio alto pero de buena calidad, además de saludables”. Así, en Japón como en tantos otros países, la pandemia trajo una notable demanda de alimentos ecológicos, mayores ventas y una mayor preocupación de la ciudadanía por la alimentación. Según Yoshida, “los establecimientos minoristas han experimentado un claro aumento en sus ventas, no sólo porque el público ha comprado más, sino también porque ha comprado productos (ecológicos) que tienen precios más altos”.
IMPORTACIONES
Los importadores buscan productos con la “hoja verde” de la UE y otras homologaciones similares y aumenta porque tienen buen prestigio en Japón. Sigue creciendo también el número de importadores especializados específicamente en alimentos ecológicos. La mayor parte del mercado corresponde a los alimentos procesados pero los productos frescos procedentes de la producción “bio” también se van abriendo paso. En Japón, el número de hectáreas en ecológico pasó de 16.000 en 2008 a 24.000 en 2019 y se espera que lleguen a 63.000 en el 2030. Por ello, están apareciendo en el mercado versiones “bio” de productos tan japoneses como el arroz y el sake. Sin embargo, todavía son cantidades bajas si las comparamos, por ejemplo, con el caso español.
LA NORMATIVA
Para poder utilizar las expresiones “orgánico” o “ecológico” en el etiquetaje y en la publicidad de un producto, éste debe obtener la certificación y usar el etiquetado JAS Orgánico (Japanese Agricultural Standards), otorgado por el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca. Para los productos de origen extranjero hay dos formas de obtener la certificación:
-Certificación JAS en Japón: Los importadores previamente homologados pueden solicitar la certificación JAS para productos importados que cuentan con una certificación equivalente en el país de origen.
-Certificación JAS en origen: Directamente a través de un organismo certificador en el país de origen que esté registrado en el Ministerio de Agricultura japonés para poder colocar la etiqueta JAS antes de exportar la mercancía.
CAAE
Un producto como el vino, por ejemplo, queda fuera de esta normativa, porque su regulación no corresponde al Ministerio de Agricultura sino al de Hacienda. En el etiquetado del vino se pueden utilizar las palabras “ecológico” y “orgánico” pero no el marcaje JAS Ecológico. CAAE, a día de hoy, es la única entidad española acreditada para la certificación JAS.
La obtención de esta autorización por CAAE posibilitará, según sus responsables, “la entrada de productos, tan apreciados en el mercado japonés, como el aceite de oliva virgen extra español o los productos subtropicales del Cono Sur americano”. De hecho, ya se están empezando a producir las primeras importaciones en ese sentido. Hay que tener en cuenta que el proceso no es tan rápido porque, en medio, ha caído la pandemia y la alta inflación internacional.
CAAE es la única entidad de certificación de España acreditada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Silvicultura del Gobierno de Japón para el JAS. Según apunta el director de certificación, Juan Manuel Sánchez Adame, en CAAE “estamos apostando por ofrecer a los productores orgánicos españoles, y de cualquier parte del mundo, la posibilidad de abrirse a nuevos mercados internacionales. La obtención de esta autorización supone un hito importante para CAAE, ya que somos en nuestro país la única entidad que puede certificar productos ecológicos que van a exportarse al mercado japonés”. “En un momento en el que el mercado de productos ecológicos genera un volumen mundial superior a los 92.000 millones de euros, la apertura al mercado japonés para los operadores de España y Latinoamérica, a través de la certificación JAS, se presenta como una oportunidad única de crecimiento”, añade Sánchez.
Antonio Sánchez