Pablo Bolaño se despacha a gusto. Los resultados de las municipales/autonómicas de este fin de semana no dejan lugar a dudas: el ecologismo ni interesa a la población ni tiene líderes que sepan llamar su atención y captar su interés.
Quien vota a los corruptos los legitima, los justifica
y es tan responsable como ellos
Julio Anguita
No hace falta ser un lince de las estadísticas. Los resultados del ecologismo en estas elecciones han sido, como en tantas otras ocasiones, nefastos. ¿Por qué? Por un lado, a la mayoría de la población, seamos claros, lo que de verdad le interesa es su bolsillo y lo más inmediato y cercano: el medio ambiente se sigue percibiendo como algo lejano. Por otra parte, no hay líderes ecologistas en España. Tienen menos carisma que el sastre de Tarzán.
UN DISCURSO PATÉTICO
Ya lo venimos diciendo en esta atalaya desde hace tiempo. El discurso ecologista ha perdido fuelle. Las personas ven que estamos destruyendo la Naturaleza, lo ven con claridad, pero el discurso de los ecologistas no consigue captar su interés. Porque es un tipo de mensaje que sigue en las mismas coordenadas que la sociedad a la que pretende combatir. Es decir, es un lenguaje materialista, basado en datos, estadísticas, estudios, informes, etc. Falta emoción.
EL ECOLOGISMO CLÁSICO SE HUNDE
Sí. El ecologismo clásico se hunde. Lleva varias décadas dando la tabarra y prácticamente no ha conseguido nada. Los políticos, las empresas y los técnicos a su servicio (científicos, tecnólogos…) siguen campando a sus anchas mientras los ecologistas, firmemente adscritos a la sociedad contemporánea y a sus principales dogmas, son incapaces de revertir la situación. Incapaces de ver con discernimiento dónde está la raíz de todo, continúan mareando la perdiz y perpetuando el sistema.
PAUL KINGSNORTH
Por fortuna, algunos pioneros del mundo ecologista, como Paul Kingsnorth, han, desde hace unos años, empezado a ver con claridad y, como este cronista que les habla, viene denunciando públicamente la falta de emoción, espiritualidad y profundidad en el mensaje ecologista. Kingsnorth se ha salido de las filas de los ecologistas clasicorros y vive con su familia, en la campiña irlandesa, dedicado a la literatura y a la armonía verdadera con la tierra y con el cosmos. Sin emoción, sin espiritualidad adscrita a los libros sagrados y la trascendencia, sin volver a ver la Tierra y el universo entero como una teofanía… el ecologismo es más de lo mismo, perdido en un lenguaje que no le corresponde. No cambiaremos el sistema desde dentro del sistema. Así las cosas, sólo nos queda ir de mal en peor.
Pablo Bolaño