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Los menús escolares ya no podrán contener nada de este pescado
Siete ciudades francesas, entre las que están París, Lyon, Lille, Grenoble, Montpellier y Rennes, han decidido prohibir el atún y los alimentos a base de este pescado en los menús de los comedores escolares por el supuesto riesgo para la salud de los niños. Todo ello aunque, en teoría, la administración de atún en los menús escolares cumplan las reglas sanitarias vigente en el país galo. “Hemos decidido aplicar el Principio de Precaución”, ha explicado la “número dos” del ayuntamiento de Lille, Charlotte Brun, que en una entrevista emitida recientemente por la emisora France Info justifica la prohibición con el argumento de que “la reglamentación europea no es suficientemente protectora para la salud, sobre todo para la salud de los niños”.
Estas siete ciudades, que juntas representan una población de 3,5 millones de habitantes y que están todas gobernadas por coaliciones de izquierdas, se amparan en particular en la posición de las asociaciones ecologistas Bloom y Foodwatch, que desde octubre habían lanzado una alerta por la presencia de extraordinarias cantidades de mercurio en el atún, un producto que estas entidades consideran peligroso. Lo hicieron después de encargar a un laboratorio un test aleatorio en 148 latas de atún en conserva que mostró que en todas se detectaba mercurio y que en más de la mitad la concentración era superior a los 0,3 miligramos por kilo, que es el límite para otros pescados como las anchoas o el bacalao. La cuestión es que, en el caso del atún, la concentración máxima autorizada por la reglamentación europea es de un miligramo por kilo, pero las asociaciones ecologistas señalan que eso se aplica en el producto fresco, mientras en conserva eso significa que puede ser de 2,7 miligramos por kilo, ya que el mercurio está más concentrado en la materia deshidratada. A partir de ahí, los siete ayuntamientos avisan de que no revisarán la prohibición del atún mientras no se reduzca la concentración máxima autorizada de mercurio al nivel de otros pescados, a 0,3 miligramos por kilo.
GRAVEMENTE PREOCUPANTE
Brun recuerda que para la Organización Mundial de la Salud (OMS) el mercurio es “una de las diez sustancias químicas gravemente preocupantes para la salud” y añade que para los niños “es un peligro inmediato”. Por su parte, la Federación de las Industrias de Alimentos Conservados ha reaccionado con un comunicado en el que insisten en que “las empresas respetan la reglamentación en vigor y ningún producto en el mercado supera el umbral reglamentario de un miligramo por kilo”. Además, cuestiona el protocolo utilizado por las ONG en sus test porque no cumple con las reglas, lo que explicaría las diferencias en sus resultados. A ese respecto, los industriales explican que en enero publicaron “todos los resultados de los controles de los ocho últimos años” que ponen en evidencia que las concentraciones de mercurio eran “de media tres veces inferiores al umbral reglamentario”.
INTERESES ECONÓMICOS
Obviamente, los empresarios están defendiendo sus intereses. Aluden a “lo reglamentario”. Pero lo legal no tiene por qué ser ni lo recomendable, ni lo ético ni lo moral. Durante años, se han estado vendiendo productos de todo tipo de forma legal que luego han tenido que ser prohibidos por las autoridades competentes. En ese tiempo, los directivos de las empresas negaban siempre las acusaciones de lo peligrosos que eran esos productos, fueran del ámbito que fueran. Un consejo: aprende a defenderte tú mismo de los peligros que encierra la alimentación moderna. Si dejas esa protección en manos de empresas, autoridades e instituciones internacionales… lo pagarás caro. Ahora, las coaliciones de izquierdas de los consistorios galos se rebelan contra una normativa que es nociva para la salud infantil. Nos parece muy bien. De hecho, nosotros estamos en perpetua rebeldía contra ciertas normativas alimentarias fraudulentas y depredadoras, sean de gobiernos de derechas o de izquierdas, de centro o de las posiciones más extremas, vengan de donde vengan. ¿Nos protegen a los europeos las normativas de la UE? Yo diría que no. Especialmente, en todo lo que respecta a la contaminación química. Da igual que gobiernen unos u otros: los lobbies les gobiernan a todos.
Pablo Bolaño