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24 de abril de 2025
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25 de abril de 2025HÁZTELO TÚ MISMO
Decálogo del huerto sanador
Las ventajas de tener un huerto son muchas. Y de diversa índole. Pedro Burruezo nos lo cuenta a su manera…
Estos son algunos de los grandes beneficios que nos aporta consumir alimentos cultivados en nuestro propio huerto ecológico:
- Tener alimentos ecológicos en casa, locales, propios, es un gran placer. Son alimentos con más calidad nutricional y organoléptica que los que puedas encontrar por ahí, incluso si son ecológicos. Y tendrán más frescura y vitalidad…
- Al tener los productos de tu propio huerto estás consumiendo productos de temporada, que te ofrecen lo mejor de cada época del año y que son como pequeñas vacunas antes la hostilidad del ecosistema en el que vives... Esto no te lo contarán los médicos, pero es así.
- Desde el prisma ambiental, al tener tus propios alimentos, reduces la emisión de gases de efecto invernadero gracias al ahorro del transporte desde lugares lejanos. Contribuyes a moderar el clima. Estás al servicio de las generaciones futuras. Esto te hará sentir muy bien.
- Los alimentos suben de precio año tras año. Al ser tu propio proveedor, estás ahorrando. Más aún si compras en “bio”… No seas ni tacaño ni despilfarrador. El camino del medio es el mejor.
- Recoges lo que vas a cocinar. De esta forma, evitas el desperdicio alimentario. Y si en casa te sobra algo, lo llevas al gallinero… y se te devuelve en forma de sabrosos y nutritivos huevos. El ciclo de la vida…
- Cultiva tu huerto de la forma más ecológica posible. Con ello, ayudas a reverdecer el planeta y a secuestrar carbono. Hacer lo que corresponde te llenará de salud y de bienestar físico y emocional.
- Tener un huerto desestresa. El estrés es uno de los mayores peligros para nuestra salud… Si quieres estar sano durante toda tu vida… construye huertopías…
- En el huerto, charlas con los demás hortelanos. Construye redes sociales tradicionales y olvídate de Internet. Es muy sano.
- El huerto te ayudará a ser resiliente ante las posibles crisis que están por venir (bélicas, económicas, sociales, sanitarias…).
- De vez en cuando, llévate a alguien al huerto y transmítele tu pasión por las labores hortícolas. El mundo necesita más hortelanos/as y menos informáticos/as.
EPÍLOGO
Reza, canta, ama, medita… en tu huerto. Las plantas son sensibles a la dulzura. Un hortelano/a que cultiva con amor y con ternura lleva a su casa alimentos que son una bendición divina. De la misma manera que el doctor Masaru Emoto demostró que el agua es sensible a lo que la envuelve, también las plantas lo son (al fin y al cabo son, en gran medida, agua). Por tanto, son como filtros que captan las oraciones de los hortelanos/as, y/o sus meditaciones, sus cánticos, su melosidad. Si cultivas de sobras, y si regalas parte de la producción, estás regalando salud y belleza. Y eso tiene una baraka excepcional. El mayor problema de la agricultura industrial no son sus pesticidas, sus transgénicos o su maquinaria pesada, sino su falta de amor. Pues, efectivamente, el amor es la verdadera fuerza con que fuimos creados. Qué lástima que haya tantas personas que aún no se han enterado…