La Unión Vegetariana Española (UVE), con el apoyo de otras organizaciones (Proveg, AVF,Compassion in World Farming, Anima Naturalis, GreenRev Institute, FAADA y la Asociación Vegetariana Francesa), insta a la Comisión Europea a que cese la autorización de la comercialización de polvo parcialmente desgrasado de Acheta domesticus (grillo doméstico) como nuevo alimento. Sobre este tema ya hemos publicado diversos artículos en esta misma atalaya informativa. La gran industria alimentaria nos va a imponer que comamos insectos… sin saberlo.
Actualmente la legislación permite la venta de algunas especies de insectos en el mercado europeo, siendo la última incorporación el polvo de grillo doméstico “parcialmente desgrasado” en la lista de nuevos alimentos autorizados para la población, sumándose a los ya aprobados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA): las larvas del gusano de la harina (Tenebrio molitor), la langosta migratoria (Locusta migratoria) y las larvas de escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperionus).
UN PASO ATRÁS
Esta nueva aprobación “es un paso atrás en la ambición de la Comisión Europea de lograr una transformación del sistema alimentario actual hacia uno más sostenible y resiliente, objetivos ya establecidos en la Estrategia de la Granja a la Mesa y el Pacto Verde Europeo”, dicen desde la UVE. Por este motivo, “desde la entidad consideramos que la aprobación y comercialización de insectos en Europa es contraria a las propias políticas de sostenibilidad y seguridad alimentaria de la Unión Europea, en las que se aboga por la reducción del consumo de proteínas de origen animal a favor de una dieta basada en vegetales con un aumento de la proteína de origen vegetal”
LA FAO
Aunque la FAO respalda la incorporación de insectos en la alimentación humana como un recurso plausible de cara a un futuro más sostenible, cabe destacar que la producción intensiva y posterior comercialización tanto del grillo doméstico así como de otros… no está exenta del uso excesivo de recursos, ya que implica un gran impacto ambiental por el gasto de alimento, agua y energía que supone. En materia de bienestar animal, “la cría intensiva de estos insectos es cuestionable e incluso contraria a los valores y principios de la Unión Europea, pues se desconoce en mayor o menor grado la “sintiencia” de los insectos, abriendo un debate ético y moral sobre su consumo. Cabe añadir que su comercialización puede poner en riesgo la seguridad alimentaria, pudiendo ser catalizadores de microorganismos en el caso de unas condiciones higiénicas poco controladas”, aseguran desde UVE.
LA GRAN INDUSTRIA
“Por último, consideramos que esta legislación responde a los intereses económicos de una industria y no vela por la seguridad de los ciudadanos europeos, ni del medio ambiente ni del futuro del sistema alimentario de la Unión Europea. Desde la Unión Vegetariana Española, deseamos que desde los organismos europeos se promueva la producción de proteínas vegetales para el consumo humano y que, como objetivo principal, se centre en fomentar este tipo de dietas, así como alimentos sostenibles, saludables y asequibles para la población”, señalan desde UVE.
NOSOTROS AÑADIMOS
Nosotros añadimos que el problema es más grave de lo que parece. Porque estos productos no están en forma natural. Es decir, que no vemos los insectos en el producto elaborado que sea: una hamburguesa, una croqueta, una empanada… El asunto es que podríamos estar consumiendo insectos, seamos veganos o no, sin saberlo. ¿Por qué? Porque es obvio que cuando alguien compra una hamburguesa o lo que sea nadie repasa exhaustivamente el etiquetaje. Porque, obviamente, a nadie se le pasa por la cabeza que en una croqueta o en un cruasán puede haber harina parcialmente desgrasada de grillos. Las entidades citadas están promoviendo campañas de firmas y otras para detener esta barbaridad. Nosotros, desde "El Ecomensajero Digital”, nos sumamos a la denuncia de esta imposición de la gran industria, con el paraguas y la connivencia de la legislación de la Comisión Europea, que atenta contra los más elementales derechos de los ciudadanos europeos, sean veganos u omnívoros.
Pablo Bolaño