El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, capitaneado por Luis Planas, está por la implantación a gran escala en España de la modificación genética aplicada a la producción agraria. Nos lo explica Antonio Sánchez.
En un comunicado del ministerio se dice: “El ministro valora las tecnologías de mejora genética como herramientas para incrementar los rendimientos, la calidad de las producciones o la resistencia a plagas y enfermedades”. Y también se afirma: “El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha subrayado que las nuevas tecnologías de mejora genética son aliadas estratégicas que pueden mejorar la productividad y la rentabilidad en la agricultura. En este sentido, ha asegurado que pondrán a disposición de los agricultores herramientas más eficaces para luchar contra el cambio climático. Tenemos que aunar esfuerzos para incorporar la investigación y la innovación en los procesos productivos y lograr unos sistemas alimentarios que sean más justos, sostenibles, saludables y resilientes”. El cambio climático, la sequía, etc., son excusas inmejorables para continuar plegados ante los intereses de la gran industria agraria (véase: fitosanitarios químicos, semillas transgénicas, maquinaria sofisticada…). Prometen mejores rendimientos y adecuación de la producción a escenarios difíciles. Pero yo lo único que veo es cómo el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación prepara ya el discurso mediático para la implantación a gran escala de la modificación genética en nuestro país. Quien manda no es Planas, sino los inversores de las grandes empresas de la transgenia.
¿TRANSICIÓN ECOLÓGICA?
Luis Planas, desde Estocolmo (Suecia), en el Consejo Informal de Ministros de Agricultura de la Unión Europea, ha debatido sobre el importante papel de la agricultura y la silvicultura comunitarias en la transición ecológica (curioso que citen el concepto “transición ecológica” para imponer la modificación genética), “ya que ambas contribuyen al abastecimiento de energía, alimentos y materiales producidos de forma sostenible. En este marco, el ministro considera que la Unión Europea debe dotarse de un marco jurídico que fomente la innovación al sector agrario, no solo para dotarle de certidumbre y seguridad jurídica, sino para atraer y fijar talento y las inversiones necesarias”. Un lenguaje lleno de eufemismos y palabras biensonantes (sostenible, certidumbre…) que, en el fondo, nos dice: “Vamos a cambiar lo que sea necesario en la actual legislación para que las grandes empresas puedan obtener pingües beneficios instaurando en España una nueva era en que nuestra agricultura estará sometida a la dictadura tecnológica que significa la modificación genética y las nuevas terapias genómicas”. Asimismo, Planas ha subrayado que las tecnologías de mejora genética en la agricultura “permiten incrementar los rendimientos y la calidad de las producciones, así como lograr variedades más resistentes a la falta de agua. En particular, ha precisado que estas técnicas permiten acortar los tiempos para conseguir mejores variedades vegetales, más sostenibles y de mayor rendimiento, por tanto, más rentables para los agricultores”. Prometen el oro y el moro. Pero el campo español sigue padeciendo. Mientras las cuentas bancarias de los inversores de las grandes industrias siguen aumentando.
IFOAM
Pero IFOAM Organics Europe considera, por ejemplo, que la propuesta de la Comisión de desregular las Nuevas Técnicas Genómicas (NGTs, en inglés)… es “equivocada, peligrosa para la autonomía europea de semillas, y una distracción de las soluciones agroecológicas necesarias para mover la agricultura hacia la sostenibilidad”. El movimiento ecológico, según IFOAM, “insta a los Miembros del Parlamento Europeo (MEPs) y a los gobiernos a actuar para proteger la libertad de los agricultores y consumidores de no usar o comprar productos procedentes de la ingeniería genética, y para prevenir la monopolización de los recursos genéticos a través de patentes”. Resulta curioso que el gobierno español decida apoyar y apostar por un tipo de tecnología que tienen tantos detractores y opositores en la sociedad. Resulta curioso, asimismo, que el ministro decida seguir el camino de las tecnologías peligrosas cuando medio mundo está apoyando la agroecología. ¿Por qué España y su gobierno presuntamente progresista siguen apoyando a las grandes empresas de tecnologías antidemocráticas? ¿Aquí quién gobierna? Aquí gobiernan, está clarísimo, los lobbies de empresas como Monsanto. Los demás, títeres, con mayor o menor autonomía según la época… Qué asco…
Antonio Sánchez