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22 de julio de 2024VITAMINA D
La revisitación de la Endocrine Society
Miguel Ángel Ossorio publica en los medios de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) este interesante artículo sobre la Vitamina D y su revisitación por parte de la ciencia. Reproducimos el texto, más algunos comentarios en cursiva de Pablo Bolaño, por el evidente interés que tiene para nuestros lectores.
Las vitaminas se han convertido en objeto de controversia por el verdadero papel que desempeñan en el cuerpo humano, mientras que la sociedad cada vez se toma más en serio la persecución de sus niveles óptimos por su posible influencia en la prevención o la formación de enfermedades. Y si hay una vitamina que destaca entre todas… esa es la D, una de las más enigmáticas para la ciencia por la ausencia de evidencias sobre su papel real en el cuerpo humano, si bien diversos estudios relacionan los bajos niveles de vitamina D con una mayor mortalidad por distintas causas.
"La única evidencia concluyente y definitiva que tenemos sobre el papel de la vitamina D en el ser humano es en la regulación de los minerales y su impacto en nuestra salud ósea", explica Diana Díaz Rizzolo, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Sin embargo, subraya que "existe una clara, evidente y muy fuerte relación entre los niveles de vitamina D y la mortalidad por cualquier causa". Un misterio para la ciencia con un preocupante dato de fondo: la mayoría de la población tiene carencia de vitamina D, a pesar de la facilidad para adquirir un nutriente que puede protegernos de muchas enfermedades. Vivimos cada vez más alejados de la Naturaleza y, obviamente, esto tiene sus consecuencias: nuestro cuerpo es cada vez más incapaz de atesorar y de asimilar los nutrientes que necesita. Incluso cuando, como en el caso de la vitamina D, bastaría con unos baños de sol cada semana. Vivimos alejados del cosmos y de la ecosfera. Nos hemos sumergido en la tecnosfera. ¿Creíamos que ello no iba a tener consecuencias en nuestra salud?
¿UN BIOMARCADOR?
Según los últimos estudios, el 75 % de la población española presenta bajos niveles de vitamina D. Pero aquí, de nuevo, la ciencia se topa con un desafío: no se miden los niveles de vitamina D en la población como norma general, por lo que se desconoce el estado real de la cuestión. Además, la organización científica médica Endocrine Society acaba de publicar una actualización de sus directrices en la que elimina el tradicional límite de 75 nmol/L (30 ng/ml) por debajo del cual se considera que una persona tiene bajos niveles de vitamina D, y recomienda no hacer un cribado a la población general, sino únicamente a diversos grupos de riesgo, como niños y adolescentes (para prevenir el raquitismo, una enfermedad ósea), personas mayores de 74 años, mujeres embarazadas o personas con diabetes. A pesar de la polémica que ha suscitado este cambio de enfoque, porque impedirá conocer la realidad de esta vitamina en la población, la ciencia empieza a pensar que la carencia de vitamina D es más un indicador de una enfermedad subyacente que un problema en sí mismo. "Podría haber un error en nuestro entendimiento del funcionamiento de esta vitamina, que además tiene funciones más hormonales", razona la experta. En este sentido, "la vitamina D podría funcionar únicamente como un biomarcador que nos alerta de que algo está fallando", por lo que incrementar de forma artificial o natural sus niveles puede provocar que no estemos tratando "la causa real del problema", apunta. Dicho de otra manera: nuestro cuerpo habla, nos dice cosas, se comunica con nosotros: pero hemos olvidado su idioma y somos incapaces de entender sus mensaje. El resultado es que nuestra población vive más años, pero de peor calidad.
UNA VITAMINA BARATA
En todo caso, se sabe que la vitamina D se obtiene, principalmente, a través de la exposición solar. Algo que resulta llamativo si se tiene en cuenta que, en los países mediterráneos, que gozan de muchas horas de sol a lo largo del año, se han encontrado niveles especialmente bajos de vitamina D. Los expertos lo achacan a un excesivo celo con la exposición al sol, que lleva a las personas a utilizar crema de protección bajo cualquier circunstancia, y a cambios estacionales en los que se reduce la cantidad de horas de sol y en que, debido al frío, nos cubrimos con ropa que impide que los rayos solares penetren en nuestra piel. Encontrar el equilibrio entre protegernos del sol e incrementar los niveles de vitamina D no parece sencillo en una población en la que se tiende a buscar suplementos para cubrir carencias o donde, directamente, se empiezan a poner en duda los filtros solares por peligrosas modas virales. Ojo: en este asunto, somos taxativos. Nosotros no estamos contra los protectores solares, porque son necesarios. Pero hemos denunciado en multitud de ocasiones que los protectores solares que utilizan filtros químicos son peligrosos tanto para la salud de las personas como para la salud de los ecosistemas acuáticos, sean de agua dulce o de agua salada. Los estudios científicos que muestran la relación de cusa efecto entre algunas enfermedades y los filtros solares químicos son abundantes. Por otro lado, em algunos países ya se han prohibido los protectores solares químicos para no contaminar el agua de ciertas zonas de gran relevancia en cuanto a su biodiversidad y riqueza en fauna y flora.
LOS SUPLEMENTOS
La carencia de vitamina D no se compensa en todos los pacientes, ya que no suelen indicarse suplementos en la población general, en parte porque no se ha demostrado su efectividad en todos los pacientes, sino únicamente en grupos específicos, que son los que ahora considera la Endocrine Society, lo que ayudará a enfocar mejor el problema. "Recalquemos que su deficiencia no puede atribuirse como causante de ningún problema de salud", recuerda la experta de la UOC, por lo que "medirla en población no indicada puede suponer un marcador de deficiencia al que no podemos atribuir ningún problema de salud real". Eso sin olvidar que los niveles bajos de vitamina D se relacionan con problemas musculoesqueléticos, enfermedades metabólicas, patologías infecciosas, problemas cardiovasculares y enfermedades autoinmunes. Aquí también habría que añadir que no todos los suplementos vitamínicos son de igual calidad. Los hay mejores y los hay más deficientes.Los más naturales son los mejores.
¿PARA QUÉ SIRVE LA VITAMINA D?
Sería mucho decir que la Vitamina D no sirve para nada, porque sí hay evidencias sobre su "impacto en los minerales y la salud ósea", señala la doctora Díaz Rizzolo. Y si se tiene en cuenta que alrededor de tres millones de españoles sufren osteoporosis, según los cálculos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera esta enfermedad el segundo problema de salud más importante tras los cardiovasculares, quizás la carencia de vitamina D, aunque esquiva todavía en su relevancia real para entender el estado de salud de una persona, sea un foco de interés que pueda decir mucho exigiendo muy poco. "No estamos seguros de su utilidad, pero, frente a la existente duda que nos atañe en general siempre en la ciencia y en la medicina, su uso no es contraproducente y podría ser beneficioso si en los próximos años desentrañamos más sobre el papel de esta vitamina en el cuerpo humano", zanja la doctora. Así que, ante la duda, y mientras la ciencia hace su trabajo, lo mejor es que tratemos de mantener nuestros niveles de vitamina D en su punto óptimo, aprovechando que un simple paseo por la calle puede ayudarnos a conseguir este escurridizo bien para nuestra salud. Date un baño de sol de vez en cuando, vive de día, ten contacto con la Naturaleza, como ecológico y saludable, y lo más vegetal posible, no pases demasiadas horas en lugares cerrados delante de pantallas… Y tus reservas de Vitamina D serán excelentes.
Miguel Ángel Osorio/Pablo Bolaño