Pablo Bolaño vuelve a la carga con su corrosivo estilo para hablar de los “cazanovedades”. ¿Qué son? ¿Cómo actúan? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Son una leyenda urbana, como el “chupacabras”?
En torno a ellos, la bestialidad de la noche alza el vuelo con sus alas tenebrosas.
Ha llegado la hora del vampiro
El misterio de Salem’s Lot. Stephen King (1975)
¿Qué aspecto tiene un cazanovedades? ¿Qué es un cazanovedades? ¿Es un vampiro? En cierta forma sí. No chupa sangre, pero sí vampiriza. Yo diría que son esos personajes que viven de la gran industria agroalimentaria caracterizados, notoriamente, por una sórdida mediocridad. Tienen cuentas bancarias de una magnitud inversamente proporcional a su capacidad intelectual. Son una especie de parásitos que viven de la creatividad ajena. Sus colmillos son largos. Por BioCultura pasan muchos de ellos/as. Aunque suelen ser varones. Al menos, en el mundo de la agroalimentación. Si hablamos de cosmética, también hay “cazalanzamientos” que son mujeres. Asisten a BioCultura con el turbio propósito de copiar ideas ajenas. Ha pasado con muchos de los productos que son santo y seña de BioCultura. Desde las algas a las tortitas de arroz, desde el tofu a las hamburguesas sin carne, desde las leches vegetales hasta la kombucha. Se lanzan en el sector ecológico, se presentan en BioCultura, los “pillan” los “cazanovedades” y luego se lanzan en el sector convencional.
DISFRAZADOS
Cuando paseo por BioCultura, me gusta jugar a ver si soy capaz de cazar a algún cazador. Suelen venir “de incógnito”. Disfrazados de padres de familia con notorias preocupaciones ambientales. Se acercan a los estands, preguntan, prueban, compran productos, se llevan muestras… Huyen del disfraz de traje-corbata-pantalón. Se disfrazan: vaqueros, deportivas, etc. Nada de gomina en el pelo. Como decía, también hay “cazanovedades” que son mujeres. Pero están principalmente en el sector de la cosmética. Se las distingue mejor. Se les ve claramente que pertenecen al sector cosmético por el emperifollamiento artificial. Y porque llevan tacón alto un sábado por la mañana. Estas féminas, muy masculinizadas, al menos en lo profesional, vampirizan todo lo que pueden en los estands de cosmética ecológica. Copian argumentos para su “greenwashing” arquetípico.
GRANDES EMPRESAS
Muchos y muchas pertenecen a grandes empresas. Grandes firmas que quieren llevar a cabo lavados de cara verde o, por qué no, copiar directamente productos para lanzarlos y venderlos en sus cadenas, desde sus estanterías… Esto me recuerda una historia. La de aquel país que tanto invirtió en que sus niños y jóvenes tuvieran una educación pública de alto nivel. Luego, cuando ya eran adultos, fueron contratados por grandes empresas de otros países que no habían invertido ni un euro en todo ese proceso. Lo de los vampiros a lo que estamos haciendo referencia es muy similar. Una pequeña empresa del sector “bio” se esfuerza en crear un producto nuevo y, con mucha valentía, lo lanza al mercado e invierte dinero y energía en darlo a conocer. Luego, un “cazanovedades” pesca la idea, la copia, la vampiriza y la regurgita (con todo el apoyo de una transnacional) en forma de producto parecido al original, pero en el sector convencional y sin los parámetros ambientales que tenía el primero. En fin, un tocomocho de toda la vida… La publicidad de las grandes firmas tiene/esconde un relato atractivo, a veces, pero totalmente falso. Si quieren autenticidad, acudan a BioCultura y déjense de sucedáneos…
Pablo Bolaño