Los medios continúan arengando a la ciudadanía sobre las presuntas bondades de la carne in vitro. Tarde o temprano, empezarán a imponerla en el mercado global. Nosotros tenemos el derecho de poner en duda sus supuestas ventajas y su inocuidad. Tiempo al tiempo…

Hemos leído en los medios: “La carne cultivada in vitro se presenta como una alternativa eficiente y sostenible, una producción alimentaria que podría contribuir a solventar la demanda creciente de proteínas a nivel mundial. Así lo aseguran desde el Centro Tecnológico AINIA, en el que un equipo multidisciplinar está trabajando en el proyecto SMARTFARM, cuyo objetivo es lograr producir carne cultivada de manera eficiente y sostenible mediante un proceso tecnológico en el que se toman células de ganado —a menudo mediante biopsia— para hacerlas crecer en un medio de cultivo que estimula su multiplicación. Estas células sirven de base para la producción de carne cultivada. Posteriormente, utilizando la tecnología de bioimpresión 3D se logra recrear la textura y estructura de una serie de productos cárnicos”. Los medios están colaborando a tutiplén en la imposición de un tipo de alimento engendro que no es ni sostenible, ni sano, ni seguro. Como ya hemos dicho aquí en otras ocasiones, la carne Frankenstein cuenta con todo el apoyo de la prensa. Nadie se atreve a poner en duda las supuestas ventajas de esta anomalía fruto de las nuevas tecnologías.

LA ALIMENTACIÓN MUNDIAL, EN POCAS MANOS
Los medios repican sin rechistar lo que escribe la industria: “Una alternativa que podría transformar la industria alimentaria y contribuir a un futuro sostenible y ético en varios campos como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, el bienestar animal (al eliminar la cría masiva y el sacrificio de animales) o la disminución del riesgo de enfermedades por transmisión alimentaria, ya que la producción se realiza en ambientes controlados y sanitarios”. Ni una sola palabra de qué ocurrirá con los ganaderos ecológicos y tradicionales y las razas autóctonas y la biodiversidad; ni una sola palabra de la concentración de poder en pocas manos (como las de Bill Gates); ni una sola palabra de los aditivos a cascoporro que llevará la carne cultivada para darle sabor a algo insípido… Y bla bla bla. Los medios no informan: manipulan a las masas para que compre lo que la industria produce.

LOS RETOS
Pero, según los propios medios reconocen, antes de que la carne cultivada pueda convertirse en una alternativa a la carne tradicional viable a gran escala, desde AINIA explican que la industria alimentaria deberá superar algunos desafíos:
   -Establecer cultivos primarios a partir de biopsias animales, principalmente vacuno, una fase que implica la extracción y obtención de células de los distintos tipos que forman parte del tejido muscular, incluyendo la grasa. Estas células servirán como base para la producción de carne cultivada, y la metodología empleada podrá aplicarse a distintas especies.
   -Generar estructuras celulares tridimensionales donde las células se adhieran y mimeticen la estructura muscular original. La tecnología de bioimpresión 3D desempeña un papel crucial en este proyecto al permitir la recreación de la textura y estructura de los productos cárnicos.
   -Encontrar alternativas al suero bovino utilizado comúnmente para el crecimiento de las células extraídas. Con el objetivo de lograr una producción más sostenible de la carne cultivada, pero también garantizar el crecimiento y desarrollo óptimo de las células, alineando así la tecnología con el bienestar animal y la producción alimentaria responsable.
   -El escalado de la producción. Mediante biorreactores que permitan aumentar la producción de carne cultivada de manera eficiente, controlada y reproducible.

LENGUAJE INDUSTRIAL
Es un lenguaje industrial en toda regla. Podrían estar hablando de tuercas, televisiones o plásticos. En cierta forma, utilizan este tipo de lenguaje para confundir a la ciudadanía. Cuantas menos cosas comprendan, mejor. Y, además, utilizando ese tipo de léxico, parece que todo es seguro, científico, certificado. Pero todo es mentira. Ya ocurrió con los pesticidas, la biotecnología, etc. Nos prometían que acabarían con el hambre, y la multiplicaron...

Antonio Sánchez