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Mejor comer menos y que sea ecológico
El consumo de alimentos y bebidas en España en 2023 permaneció casi estable: en volumen descendió un ligero 0,7% con respecto al año anterior, con un total de 685 kilos per cápita, aunque en valor creció el 7,5 %, con un gasto por persona de 2.733 euros. Los datos, correspondientes al Informe de Consumo Alimentario 2023 en España del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, recogido y analizado por Asociación española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería (Asemac), en lo relativo al pan indican que, aunque en 2023 los hogares españoles redujeron un 1% la compra de este alimento, el consumo parece estabilizarse en comparación con los datos de años anteriores, ya que en 2022 el descenso fue del 7,2 % y en el 2021 del 8,1%.
Los datos del estudio no hacen referencia al consumo ecológico, pero las estadísticas muestran tendencias extrapolables y de las que podemos extraer conclusiones.
RALENTIZACIÓN DEL CONSUMO
Los fríos datos del informe nos muestran, por un lado, la ralentización del descenso del consumo. En promedio cada individuo español ha consumido una cantidad de 27,35 kilos de pan en el 2023, lo que supone un descenso del 2,1% respecto al año anterior, representando que se han vendido 96 millones de barras menos. El pan representa ya menos del 5% en el volumen de la cesta total de los hogares españoles. Si nos remontamos a los años 60 del siglo pasado —época en la que según los registros comenzó a descender el consumo de pan en los hogares—, y teniendo en cuenta el cambio de los hábitos alimentarios, en esos años el consumo de pan en los hogares españoles se estimaba en unos de 130 kg de pan por persona y año. En los 90, la cantidad total de pan comprada en hogares se cifraba en 48,6 kg por persona y año, lo que se traduce en que el consumo ha descendido casi un 50% en 35 años.
OTRAS OPCIONES
Y es que hoy en día los consumidores basan su decisión de compra, más allá de la variable precio, en criterios de alimentación saludable, innovación o conveniencia. Los hábitos alimentarios se encuentran en continuo cambio, influidos por el comportamiento de un consumidor cimentado en compras más racionales y planificadas. Cada vez más españoles valoran más la calidad que la cantidad. Así que una buena parte de los consumidores se han pasado al pan ecológico. Consumen menos, pero en orgánico, con todas las garantías nutricionales. Esta tendencia convive con otras. Mucha gente sigue comprando el pan en gasolineras, un pan que no es pan ni es nada. Es sólo un comestible. Se le llama pan por llamarle de alguna forma. No es de extrañar que haya tantas enfermedades relacionadas con la alimentación: en las gasolineras hay que comprar combustible. El pan de verdad está en las panaderías y, especialmente, en aquellas en las que se expende pan ecológico de masa madre, con certificado, y elaborado con el tiempo necesario y por profesionales del horno.
Pablo Bolaño