Aproximadamente la mitad de los habitantes de España residen concentrados en el área de Madrid y en las zonas de costa en una extensión inferior a la décima parte del territorio. La brecha entre el campo y la ciudad es cada vez mayor, con ciudades cada vez más pobladas y amplias zonas rurales muy poco habitadas. La falta de servicios, buenas comunicaciones y oportunidades económicas favorecen la migración de la gente joven, especialmente mujeres, y el envejecimiento de la población. Los municipios menores de 500 habitantes, que suponen el 28% del territorio, concentran menos del 2% de la población, siendo la densidad resultante de alrededor de 5 habitantes por km2, un valor cercano al que se encuentra en las zonas más despobladas del planeta(1).

AGRICULTURA CADA VEZ MENOS FAMILIAR
La agricultura es cada vez menos familiar, con unos agricultores (normalmente hombres) que trabajan solos, con fuertes niveles de estrés relacionados a la eterna crisis económica que sufre el sector agrario. Esto ha abonado el terreno para que fondos de inversión y de pensión(2] compren y acaparen grandes extensiones de tierra poniendo en riesgo el control de la seguridad alimentaria.
En los últimos años se habla de la España vaciada y de la importancia de desarrollar políticas que favorezcan el reequilibrio territorial. Las recientes crisis han incrementado, y puesto de manifiesto, que estamos en una situación de vulnerabilidad alimentaria y que es urgente y necesario rehacer un tejido rural muy maltrecho. Pero difícilmente se va a conseguir dar respuesta al problema con propuestas basadas en el mismo sistema económico que lo ha generado.

BUSCANDO NUEVAS FÓRMULAS
Es necesario buscar nuevas fórmulas que garanticen el relevo generacional favoreciendo que, tanto las personas herederas de explotaciones como las personas que quieran incorporarse a la actividad agraria, tengan apoyo para emprender su actividad económica. También debe mejorarse la sostenibilidad de las pequeñas y medianas explotaciones familiares desde el punto de vista económico y ambiental.

UN ENFOQUE TERRITORIAL PARA LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS
Existen diferentes iniciativas para definir este nuevo enfoque. Por ejemplo, los Sistemas Alimentarios Territorializados de la organización francesa RESOLIS(3) o los Sistemas Alimentarios Locales de Base Agroecológica promovidos por el Think Tank español Alimentta(4). Se trata de unir las diferentes iniciativas alternativas de producción, distribución y consumo sostenibles, así como las políticas públicas y las infraestructuras desde una perspectiva de descentralización de las redes alimentarias, para favorecer su arraigo en los territorios. Este enfoque territorial de la alimentación debería equipararse a un sistema básico de abastecimiento de las áreas urbanas, al igual que lo son las redes de transporte o de abastecimiento de agua y energía(5). Si cada zona urbana establece una relación directa con las zonas rurales próximas para asegurarse una parte de su abastecimiento alimentario, se daría más estabilidad económica a todas las personas que trabajan en la cadena alimentaria disminuyendo el impacto ambiental del transporte de alimentos. Además, se contribuiría a fijar población en las zonas rurales y mejorar los servicios.

DISTRIBUCIÓN Y VENTA EN CANALES CORTOS DE PROXIMIDAD
El concepto “canales cortos de proximidad” integra la proximidad geográfica de la producción y el reducido número de intermediarios en los canales. El desarrollo de estos canales de proximidad tiene un impacto positivo en el desarrollo de la producción local, su viabilidad comercial y en la sostenibilidad de los sistemas alimentarios.
El Comité Económico y Social Europeo emitió en 2019 un dictamen a favor de la promoción de los canales cortos y de alternativas de distribución de alimentos en la UE y señaló a la agroecología como base de este desarrollo(6).
Entre los diferentes modelos de canales cortos de proximidad están la venta directa, las cooperativas de consumidores, las tiendas de productores o agrotiendas, los mercados de productores o la agricultura apoyada por la comunidad.

REDUCIR LA DESIGUALDAD DE GENERO
La agricultura es un sector muy masculinizado. Según datos del INE, en 2016 sólo el 30% de las explotaciones era propiedad de mujeres. La contribución de la mujer en el desarrollo rural sostenible no se ve reconocida formalmente ya que suelen estar a cargo de tareas menos visibles como manejar las finanzas o el cuidado familiar. La producción ecológica reduce la desigualdad de género ya que, según un informe de IFOAM, las mujeres tienden a gestionar granjas más pequeñas, donde la inversión inicial es menor y a operar en mercados locales. Además, el uso de pesticidas afecta a su salud reproductiva por lo que tienen una mayor sensibilidad a adoptar prácticas respetuosas con la salud y el medio ambiente.

¿QUÉ PUEDES HACER?
1.- Consume alimentos de producción local y ecológicos.
2.- Busca canales cortos de proximidad para tus compras:  mercados, directamente a productores, tiendas de barrio, tiendas especializadas, agrotiendas, etc.
3.- Compra alimentos de denominaciones de origen protegidas.
4.- En los restaurantes, pregunta y consume productos locales.
5.- Apoya las iniciativas que busquen desarrollar sistemas alternativos de producción y comercialización de alimentos en tu región.
6.- Infórmate y exige a tus representantes políticos que apoyen y ayuden a desarrollar sistemas alimentarios de base territorial.

M. Escutia

REFERENCIAS