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11 de julio de 2023INCENDIOS DE SEXTA GENERACIÓN
Martín Perea: “Son los incendios forestales más devastadores producidos hasta el momento”
Martín Perea Álvarez de Eulate es director del Máster Universitario en Energías Renovables de la Universidad Europea de Canarias e Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y PhD en Ingeniería, Construcción, Gestión e Investigación. Experto en el análisis matemático del movimiento solar aplicado a la ingeniería y arquitectura y especialista en construcción de grandes infraestructuras de obra civil y edificación, organización de empresas constructoras y planificación. Cuenta con numerosas publicaciones en revistas científicas especializadas (“Institute of Physics” y “Springer”) y está certificado como asesor científico por las editoriales Elsevier (Solar Energy) y Springer (Nexus Network Journal).
Los incendios de sexta generación son capaces de modificar el clima y pueden originar tormentas de fuego. En el caso de estos incendios la capacidad humana no es suficiente para apagarlos y se necesita de la ayuda de elementos atmosféricos que ayuden a mitigarlos o apagarlos.
-¿Qué son los incendios de sexta generación? -Son los incendios forestales más devastadores producidos hasta el momento, y, por desgracia, son cada vez más frecuentes. Debido a la enorme cantidad de masa forestal que entra en combustión simultáneamente, la cantidad de energía liberada es enorme, provocándose turbulencias y dotando a la columna de aire caliente y cenizas asociadas al incendio de una enorme capacidad ascensional, hasta alturas superiores a los 10 Km. El intercambio térmico a estas alturas provoca la aparición de nubes en capas aún más altas, que pueden desencadenar a su vez tormentas eléctricas que reproducen con cierta frecuencia el incendio en zonas alejadas. Por ello se suele decir que estos incendios de sexta generación son capaces de alterar las condiciones meteorológicas. Por otra parte, una vez desencadenados, son prácticamente imposibles de controlar.
INCENDIOS CADA VEZ MÁS VIRULENTOS -¿Por qué los incendios son cada vez más virulentos? -La gran cantidad de vegetación seca y el descuido de zonas forestales… hace que grandes cantidades de masa forestal puedan estar expuestas ante cualquier incendio fortuito. Regímenes de vientos fuertes y situaciones de sequía prolongada, unidas a episodios de altas temperaturas, crean las condiciones perfectas para siniestros de este tipo.
-¿Por qué la capacidad humana ya no basta? -Se trata de incendios capaces de retroalimentarse, creando nuevos focos y produciendo frentes de gran longitud, con una velocidad de propagación de más de 6 km/h, por lo que los medios de extinción, una vez desencadenados, son ampliamente sobrepasados por la dinámica de avance del propio incendio.
CRISIS CLIMÁTICA
-¿Qué podemos hacer para revertir la situación? -Tomar conciencia de que estamos ante una auténtica situación de emergencia forestal. Debemos exigir a las autoridades la máxima implicación ante este gravísimo problema: vamos directamente a la desertización. Estamos oficialmente en situación de emergencia climática disminuyendo las emisiones de CO2 en la industria, en la automoción, exigiendo grandes esfuerzos a la ciudadanía para ello. Pero a ningún político parece importarle ni la destrucción de nuestras masas arboladas y la biodiversidad asociada, ni la emisión masiva de millones de Tm de CO2 liberadas durante los incendios forestales, que ni se molestan en estimar dentro de los cálculos de gases efecto invernadero emitidos. Deben tomarse medidas mucho más drásticas para limitar actividades humanas que están en el origen de los incendios forestales: quemas incontroladas de rastrojos, determinadas actividades recreativas, incremento de la seguridad en maquinaria agrícola… Necesitaremos más medios de extinción, sí, pero, sobre todo, la prevención y mantenimiento continuo de los bosques, que están actualmente bajo mínimos.
Un bosque explotado con criterios de sostenibilidad, con sacas selectivas, limpieza y aprovechamiento adecuados y compartimentado con cortafuegos correctamente mantenidos… disminuye drásticamente su riesgo de combustión masiva. Tras los incendios catastróficos de Portugal en el año 2017, las autoridades del país vecino establecieron las líneas maestras de un plan de apoyo a las centrales de biomasa en zonas de alto riesgo de incendio capaces de convertir en energía toda la vegetación seca de nulo interés forestal y los restos de materiales procedentes de la limpieza de bosques reduciendo así el riesgo de incendios. Ello, además, permite, en cierta medida, evitar parte del éxodo rural, que está en la base del problema del abandono de nuestros bosques. Esa línea de actuación, que empieza a replicarse en Francia y en alguna de nuestras comunidades autónomas, puede ser una parte de la solución. Pero es fundamental la actitud de la ciudadanía. Hay que exigir implicación, líneas de actuación y responsabilidades. No debemos permitir que se nos haga llegar el mensaje políticamente exculpatorio de que nuestros bosques arden solamente debido el cambio climático: precisamente, el incendio de bosques sí contribuye, per se, y en gran medida, al cambio climático a nivel local y global, a la destrucción de biodiversidad, a aumentar el riesgo de inundaciones catastróficas y, en definitiva, a la desertificación acelerada de nuestro hábitat.