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“Placas solares y cultivos”
Los huertos de placas solares abundan cada vez más y también generan problemas en el medio rural. Pero necesitamos las renovables. Hay soluciones híbridas…
SOS Rural ha alertado en los medios del peligro para la subsistencia del medio rural que supone la falta de regulación en la instalación de placas solares, especialmente en tierras de cultivo. El movimiento alerta de “las consecuencias negativas del descontrol en la proliferación de plantas fotovoltaicas, como la alteración del medio natural por los pesticidas agresivos para evitar que crezcan plantas en las hileras de placas, o el recalentamiento del suelo producido por las instalaciones fotovoltaicas, que provoca un mayor riesgo de incendios y una transformación del campo en un paisaje yermo”. A nosotros, particularmente, nos preocupa todo: los pesticidas, el recalentamiento, la destrucción del paisaje… Pero pueden haber alternativas. Por ejemplo, combinar los cultivos y las instalaciones fotovoltaicas. Porque también nos preocupa la petroadicción.
NO A LA SUSTITUCIÓN, SÍ A LA HIBRIDACIÓN
El movimiento ciudadano que defiende el mundo rural recuerda que, cuando se sustituye la actividad agrícola por la industrial, “el suelo se convierte en inerte, recalentado y haciéndolo estéril para el cultivo de alimentos. Además, para instalar placas en el medio rural, el suelo agrícola cambia de uso y se convierte en suelo industrial, transformando así un manto verde por un mar de hierro y cristal”. SOS Rural continúa señalando que no están “ni mucho menos en contra de las energías alternativas, pero denunciamos la falta de un marco regulatorio nacional que aborde el descontrol sobre unas megaplantas fotovoltaicas que están esterilizando el campo. Por cada hectárea que se transforma de tierras de cultivo en placas, se produce un impacto medioambiental tremendo debido entre otros factores al uso de los pesticidas más agresivos para evitar que crezca planta alguna en su mar de hierro y cristal, y ello tiene como consecuencias la desertificación del campo, y la desaparición de especies de fauna y flora autóctonas, así como el mayor riesgo de incendios por el recalentamiento del suelo”. El tema es gravísimo. En una real transición hacia la agroecología y las energías alternativas, hay que buscar modelos en los que sean compatibles el uso agrario y las nuevas energías.
YA HAY FORMATOS HÍBRIDOS
Ya hay formatos híbridos y se está investigando el asunto. Hemos leído que “el microclima que se genera debajo de un panel solar puede ser muy propicio para cultivar algunas especies de frutas y verduras. La sombra y el menor consumo de agua convierten los sistemas agrovoltaicos en una forma de cultivo eficiente que ya se prueba en diferentes partes del planeta”. Está claro que el mundo ya necesita más energía renovable y la solar es una de ellas. Es renovable, es limpia, es más asequible que los combustibles fósiles y está creando empleo sólido de una forma muy acelerada. Los paneles solares en el campo… ¿Funcionan? Pueden funcionar. Tenemos que trabajar para que las renovables y los cultivos ecológicos sean compatibles. Parece ser que el tomate es uno de los cultivos que mejor funcionan a la sombra de los paneles. Precisamente, esta semana se publicaba en los medios españoles que el consumo de tomate no deja de crecer en España. El agricultor que cultiva tomate y otras especies a la sombra de placas solares obtendrá, de esta manera, más beneficios. E incluso se pueden combinar también los tomates, las placas y el ganado que acaba con las hierbas y de esta forma son innecesarios los herbicidas. Soluciones las hay. Falta imaginación, a veces, y el apoyo decidido de la Administración. Pero soluciones, como las meigas, haylas…
Pablo Bolaño