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Seguimos exportando la mayoría de nuestra producción
¿Por qué seguimos exportando la mayor parte de los alimentos ecológicos que producimos? ¿A qué responde esta tendencia y qué peligros conlleva?
Relocalizar el consumo de alimentos ecológicos tiene un sinfín de virtudes: económicas, ambientales, sanitarias, sociales… Y seguir con la actual tendencia de exportar la mayoría de nuestra producción comporta cada vez más peligros. Esos peligros tienen que ver, principalmente, con la inestabilidad económica internacional, en la que hay que tener cada vez más en cuenta factores como…
-Depredadores globales como Trump y sus afines… Su ego y su inestabilidad psicológica les llevan a crear guerras arancelarias que suponen seísmos para la actividad comercial internacional…
-Conflictos bélicos repartidos por todo el globo y la acción de genocidas en toda regla capaces de hacer sucumbir el mundo para ponerlo a sus propios pies…
-El afán de lucro de las entidades financieras globales… que no tiene fin. Sus imposiciones en los mercados afectan cada vez a los pequeños y medianos empresarios de todo el orbe…
-Legislaciones internacionales creadas por instituciones al servicio del Nuevo Orden cuyos principales objetivos son salvaguardar y multiplicar los interesas de las grandes corporaciones… en detrimento de los productos ecológicos y campesinos
Seguir funcionando en base a las coordenadas de la economía internacional y sus necesidades es poner en peligro lo que ha funcionado hasta ahora y que podría dejar de servir en breve. Los más afectados serán los pequeños productores. Entre ellos, los ecológicos. Relocalizar la producción y el consumo orgánico no es una varita mágica contra los males del mundo moderno, pero, al menos, es una vacuna eficiente para vadear algunos de los problemas creados por la economía usurera, especulativa y ficticia global. En Francia, por ejemplo, una gran parte de la producción nacional de alimentos “bio” se satisface en circuitos muy cortos. Podríamos aprender de nuestros vecinos en este sentido. El sistema económico mundial se aguanta con alfileres. Puede cambiar a peor en cualquier momento. Y aquí estamos tratando de anticiparnos a las consecuencias de este sin propósito al que llamamos “realidad financiera”…
Pablo Bolaño
Pablo Bolaño