En los talleres de CompartoClima los participantes encuentran a personas con similares intereses vitales
María, una navarra de 26 años, nos cuenta su experiencia en el taller CompartoClima, que tuvo lugar dentro de la feria BioCultura BCN, el pasado sábado 11 de mayo. CompartoClima aterrizará en Bioterra (Irún) el sábado 9 de junio a las 12h. FICOBA. En la sala VIP.
Como buena gen Z que soy, me diría a mí misma: “érase una mujer a un móvil pegada”. Y eso no siempre es malo. En esta ocasión me apareció un anuncio sobre la feria BioCultura Barcelona en Instagram y no pude si no morirme de la curiosidad en ese mismo instante. Y me reservé la fecha en mi calendario. Parece que es tendencia hacer cosas sola y tomarse un tiempo de autocuidado, así que decidí dedicarme el finde a mí y disfrutar aprendiendo sobre el mundo de la ecocosmética, la comida ecológica, y, en general, la preservación del medio ambiente.
DE NAVARRA A MADRID
Como navarra viviendo en Madrid, vivo la sostenibilidad de una forma muy diferente a como lo hacía en casa. La recogida de residuos es muy distinta, el compostaje se dificulta en los barrios más poblados… En definitiva, es complicado mantener las buenas costumbres que tenía en casa. Por eso, aprovechando que pasaba por la feria de BioCultura, no quería perderme el taller de CompartoClima, organizado por Katia Schreder y Montse Escutia. Sabía que allí iba a poder compartir buenas prácticas e inspirarme de personas referentes en el sector.
Me considero poco ejemplar en este campo, pero sí tengo apetencia de aprendizaje y búsqueda de recursos novedosos, que me hagan acercarme a ese lifestyle sostenible que tan de moda han puesto esas gurús de Instagram, y que, a la vez, me parece, además de interesante, imprescindible.
RESILIENCIA
Antes de empezar, me quedo embelesada mirando el cartel y leo, en grande, la palabra RESILIENCIA. Pienso en cuán de moda se ha puesto este concepto, y cómo puedo enlazarlo con el cambio climático. Sigo leyendo un poco más abajo, y resulta que esa capacidad para adaptarse a los cambios… es muy aplicable a nuestro cuidado y respeto por el medio ambiente. Qué curioso, no lo había pensado.
Comenzamos el taller algo tímidos y nerviosos. Parece mentira cómo a veces nos cuesta socializar con personas nuevas, en entornos nuevos (¡con lo fácil que hacen que parezca en las pelis!). Para romper el hielo, Katia nos propone activar nuestro modo “cita Tinder”. Nos dibuja un reloj en una pizarra y nos dice que tenemos 10 minutos para conocer a 5 personas de las que tenemos a nuestro alrededor. Me paro a echar un vistazo y me maravillo con la diversidad de perfiles que llenan la sala de bote en bote: una mexicana encantadora, un señor de Jaén enamorado de su tierra por encima de todo, una yogui francesa con hambre de conocimientos, entre muchos otros. Después de este primer icebreaker, parece que todo se vuelve más sencillo. Me siento en confianza para afrontar lo que venga en las siguientes partes del taller.
20 AÑOS DESPUÉS
Nos preguntan cuál es el primer recuerdo que tenemos sobre la sostenibilidad, y, de repente, un recuerdo súper vívido de mi infancia viene a mí: Las tres mellizas y las tres erres. Mi madre me leyó hasta la saciedad este cuento desde bien pequeña, tratando de sembrar en mí la semillita del cuidado por el planeta. Y no le salió del todo mal a la mujer cuando, 20 años después, me encuentro debatiendo con desconocidos sobre este tema.
Después de este momento un poco sentimentaloide, nos dividen en grupos aleatorios y nos lanzan 3 preguntas:
-¿Podríais poner en común vuestras buenas prácticas?
-¿Cuáles son las dificultades que te llevan a no llevar el estilo de vida que te gustaría?
-Y, ¿cuáles son las facilidades? ¿Cómo te inspiras para llevar a cabo aquello que deseas hacer para cuidar el planeta y ser más resiliente?
OPINIONES DIVERSAS
Las opiniones fueron diversas pero súper interesantes. Es curioso cómo una acción pequeña, como guardar en una palangana el agua de la ducha mientras esta se calienta, puede ser tan fácil de hacer, y, a la vez, de tanta ayuda para hacer un uso responsable de nuestros recursos. En algunos momentos llegué a sentirme incluso algo culpable, ya que veía que muchas de las cosas que hacían mis compis de taller eran fácilmente aplicables a mi vida diaria, pero por otro lado lo vi como una súper oportunidad para aprender y ponerlas en práctica.
EL DEBATE
El debate se alargó tanto, y nos sentíamos tan involucrados que, de repente, suena la campana y nos invade un sentimiento un poquito amargo. Seguiríamos hablando horas y horas sobre ello. Nos despedimos de Katia y Montse y nos recuerdan que, por supuesto, hacer algo pequeño será siempre mejor que no hacer nada.
BLOC DE NOTAS
Para dejaros con buen sabor de boca, os dejo por aquí el listado de mis notas de Instagram, con buenas prácticas que pude recabar y que me parecieron extremadamente útiles y aplicables:
TOMA LINK
¡Por cierto! Si tú también quieres aportar tu granito de arena a CompartoClima, no olvides contestar a la encuesta sobre estilos de vida resilientes en este link: https://vidasana.org/compartoclima/
María Mañero