Natalia Castellanos es subdirectora de AERESS y técnica de proyectos al frente de La Recuperadora. Está especializada en reutilización textil y ha trabajado en proyectos de investigación internacional sobre el impacto social de la economía circular en el sector textil y de la moda.

-¿Las cifras de residuos relacionados con el textil en España son alarmantes?
-Es cierto que las cifras no invitan al optimismo. Cada año se generan en nuestro país más de 900.000 toneladas de residuos textiles y la gravedad aumenta si tenemos en cuenta que tan solo el 12% de esta tremenda cantidad de residuos es recogida selectivamente para su reutilización o reciclaje. El daño medioambiental de estas cifras es grave. No debemos olvidar que, en la actualidad, la industria textil es una de las más contaminantes y es responsable del 20% de los tóxicos vertidos en las aguas del planeta.

LA PRODUCCIÓN
-También son escandalosas las cifras de producción… ¿verdad?
-La producción mundial de textil se ha duplicado en los últimos 15 años. Cada vez se produce y se consume ropa más rápido y con una frecuencia más alta. En el mundo se producen cada año alrededor de 100.000 millones de prendas, pero lo más dramático de esta sobreproducción es que alrededor del 40% no llega a venderse.

SEGUNDA MANO
-Como respuesta a todo ello, ¿se está empezando a vender textil de segunda mano en proporciones cada vez más considerables?
-La venta de ropa de segunda mano en 2023 creció alrededor del 33%, frente al 2,8% de incremento en venta de textil nuevo. En parte, esto responde al contexto de recesión, ya que la ropa de 2ª mano es más económica, pero también es una respuesta de la ciudadanía a las campañas de sensibilización sobre el daño medioambiental que produce la denominada fast fashion y los beneficios para nuestro entorno de la reutilización. Al mismo tiempo, la gente joven busca diferenciarse y aquí la 2ª mano ofrece mayor diversidad a la hora de crear un outfit.

ECONOMÍA SOCIAL Y CIRCULARIDAD
-¿Qué supone ello para la circularidad y la economía social?
-Es obvio que se está produciendo un cambio de paradigma, tanto a nivel de las instituciones como de la ciudadanía, en nuestros modelos de consumo. Desde la Unión Europea, se está legislando a favor de una necesaria transición hacia la circularidad, al igual que desde nuestro país. Estos cambios tienen muy en cuenta el modelo de la economía social, que viene demostrando, desde hace años, que fomenta la circularidad y el respeto al medio ambiente, así como la justicia social, al lograr mejorar la empleabilidad de personas en situación vulnerable. Igualmente, se ha demostrado que es un modelo económicamente rentable: las entidades de la Economía Social son pioneras en economía circular desde una perspectiva social. Se estima que pueden llegar a generar 78 puestos de trabajo por cada 6.000 toneladas de textil gestionado y, además, consiguen ingresos económicos para financiar sus proyectos sociales. Por tanto, alcanzan un triple impacto: son socialmente justas, ambientalmente respetuosas y económicamente sostenibles. A la par, la ciudadanía es cada día más consciente de la necesidad de lograr una sociedad más justa y un medio ambiente sano. Es imprescindible que las instituciones apoyen a las entidades de la Economía Social y puedan transmitir su importancia a la sociedad.

GREENWASHING
-¿Aumenta el greenwashing en la industria de la moda al tiempo que aumenta la concienciación de la ciudadanía?
-Ante la concienciación de la ciudadanía, lo que ocurre es que algunos productores buscan nuevas fórmulas de greenwashing para no perder sus cuotas de mercado. Afortunadamente, se está avanzando en la toma de medidas que permitan a la ciudadanía comprender y conocer aquellas modelos de producción que son realmente verdes. En marzo de 2023, la Comisión Europea presentó su Propuesta de Directiva sobre declaraciones medioambientales, como parte de las propuestas impulsadas en el marco del Pacto Verde Europeo. A través de esta propuesta, se pretende implantar un marco regulador para establecer criterios comunes para toda la UE contra el llamado “blanqueo ecológico” o greenwashing.

EL FUTURO
-¿Hacia dónde se dirige el mundo de la moda? ¿Cómo será a medio plazo?
-El sector textil se encuentra, desde los últimos tres años, en un momento clave de transición hacia la circularidad. Las normativas europeas situaron al sector como una de las industrias en las que la regulación sobre su modelo de producción y consumo era más urgente modificar, por su grave impacto ambiental. A medio y largo plazo la moda debe dirigirse (por ley) hacia el ecodiseño, la reducción de materiales vírgenes y la apuesta por materiales regenerados y reciclados, en los que se incluyan criterios de durabilidad, reparabilidad y reciclabilidad. Y, sin duda, hacia el aumento de la capacidad de reutilización. Lo cierto es que la ropa de segunda mano está situándose entre las preferencias de gran parte de la población, calculándose que su volumen de ventas duplicará al de la fast fashion entre 2026 y 2030. Este escenario, lógicamente, obliga a un cambio radical en los modelos de producción y consumo.

Carolina Sánchez