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13 de marzo de 2025BIOCULTURA A CORUÑA/Dolores Raigón
“Los alimentos ecológicos son vida”
Dolores Raigón pasó por BioCultura A Coruña 2025. Su ponencia sobre la calidad nutricional de los alimentos ecológicos versus los alimentos convencionales abarrotó la sala. Allí estuvimos para hacer un resumen…
Doctora en Ingeniería Agrónoma por la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), catedrática del área de Edafología y Química Agrícola, Dolores Raigón es profesora en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural (ETSIAMN). Pertenece a la junta directiva de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica, de la que ha sido también presidenta. Raigón es una de las mayores expertas en nuestro país sobre producción ecológica. Investiga sobre biodiversidad, calidad de los alimentos ecológicos vs convencionales y su efecto sobre la salud. Estuvo en BioCultura A Coruña 2025 y su ponencia llenó la sala. Fue un placer escucharla y corroborar de forma científica lo que ya sabíamos…
DATOS DEMOLEDORES
Los datos de los estudios de Raigón son demoledores. Los alimentos ecológicos son nutricionalmente más completos que los convencionales. Esto, nosotros, particularmente, ya lo sabíamos. Llevamos mucho tiempo consumiendo alimentos ecológicos. Pero los informes de Dolores no son una opinión: son datos contrastados científicos de estudios independientes muy rigurosos y asépticos. Y esos datos no dejan lugar a dudas. En los análisis llevados a cabo, los alimentos orgánicos tienen más nutrientes. Por lo tanto, nos alimentan más, nos nutren mejor, nos llenan sin engordarnos (pues no tienen químicos obesógenos) y nos alimentan sin contaminarnos. Los cuadros que presentó Raigón eran bien claros.
CONSERVAR LA SALUD
Los alimentos ecológicos no sólo son más nutritivos. Protegen mejor nuestra salud. Ella ha dicho: “Estudiamos la salud del suelo y los niveles nutricionales de los alimentos comparando entre sistemas de producción ecológica y convencional. Nos hemos dado cuenta de que los suelos ecológicos no son meros sustratos donde aportar los nutrientes. Son también suelos más saludables, que presentan niveles de materia orgánica más efectivos y mayor actividad enzimática. Y esa salud del suelo se traduce también en el alimento. Esto lo hemos notado sobre todo en los niveles de sustancias antioxidantes: vitaminas, algunos minerales y sustancias de carácter polifenólico, que ya no son valiosas solamente como nutrientes, sino también porque tienen una incidencia directa y positiva sobre nuestra salud”.
HERIR LA TIERRA Y LOS ALIMENTOS
La agricultura intensiva crea heridas en la tierra y en los alimentos que comemos. De los análisis de Raigón y su equipo extraemos más conclusiones que las ya citadas. Raigón ha sentenciado: “El problema aparece cuando se fertiliza de forma masiva con nitrógeno porque, aunque los valores nutricionales de los alimentos tienden a ser más altos, el coste de ese nitrógeno como residuo en contaminación por nitratos en agua y en suelo, o retenidos en la planta, es elevadísimo. Encontramos que la fertilización no compensa el valor nutricional que hay después en el alimento. Un ejemplo muy claro de esto lo vimos analizando el perfil nutricional de huevos ecológicos y convencionales. Los niveles de proteína en el huevo convencional eran ligeramente más altos, aunque no había diferencias significativas desde el punto de vista estadístico. Pero cuando analizamos las raciones de las gallinas convencionales vimos que la cantidad de proteínas en el pienso eran altísimas, y la ingesta no se estaba traduciendo realmente en la síntesis de nutrientes: aparece el problema de la contaminación con las heces de los animales. Un desperdicio a nivel económico y medioambiental”. Es decir, que el huevo normal, además de incluir productos peligrosos, también contamina el agua y el ecosistema y, por si fuera poco, es nutricionalmente deficiente. Y utiliza muchos más insumos y recursos que no se aprovechan proporcionalmente.
LA NARANJA NO ENGAÑA
Raigón cerró su ponencia con una serie de fotografías absolutamente ilustrativas. Una naranja ecológica y una convencional fotografiadas día a día. La una y la otra. La convencional se pudrió rápidamente y sus necrosis afectaron a todo el fruto en poco tiempo. La naranja ecológica se mantuvo fresca durante mucho más tiempo y sus necrosis aparecieron sólo en los extremos. Incluso después de mucho tiempo, una vez seccionada, la naranja “bio” estaba comestible en su interior. El asunto sirve también como metáfora. La agricultura industrial y el negocio que la sustenta… están podridos. Cuando Dolores dijo al final que “los alimentos ecológicos son vida”… el público rompió a aplaudir. Fue emocionante…
Pedro Burruezo