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Alimentación, la responsable en los hogares del mayor impacto ambiental
Recomendaciones para una dieta saludable y protectora del clima
Quizás no somos conscientes de ello, pero la manera en la que nos alimentamos tiene un gran impacto en el medio ambiente. Según el Ministerio de Consumo, los alimentos fueron los productos con mayor peso en cuanto a impacto ambiental en el 2018 alcanzando el 52,1% de la huella de una persona consumidora promedio en España (Ministerio de Consumo/EC-JRC, 2022).
La alimentación se encuentra por lo tanto muy por delante de la movilidad (17,1%), la vivienda (16,2%) y los bienes del hogar (9,6%) en cuanto a impacto ambiental en España.
Alimentarnos es algo que hacemos todas las personas cada día varias veces. A su vez, la producción de alimentos es responsable de casi un tercio de la emisión de gases de efecto invernadero y la agricultura es la principal fuente de contaminación difusa del mundo, es decir, de la que no se conoce su origen concreto. Hay otros muchos impactos ambientales que se pueden relacionar con determinados sistemas de producción intensiva: destrucción de hábitats, pérdida de biodiversidad, erosión de suelos y, como ya hemos dicho, contaminación por abonos químicos y plaguicidas.
LAS DECISIONES IMPORTAN
Esto implica que cualquier cambio en nuestra manera de alimentarnos tiene un fuerte impacto. Aunque nos cueste creerlo, nuestras decisiones en el consumo, si se popularizan, pueden cambiar muchas cosas, para bien y para mal. Un ejemplo es la moda del aguacate. Un alimento, que hasta hace poco era marginal, lo encontramos hoy en día en muchos hogares. Esto está cambiando los paisajes de ciertas zonas del mediterráneo donde se arrancan naranjos para sustituirlos por aguacates, mucho más rentables, pero a un precio ambiental muy alto ya que el aguacate necesita cuatro veces más agua que los naranjos. Esto está esquilmando los ya exiguos recursos hídricos de las zonas de implantación de este cultivo, con importantes consecuencias ambientales y también sociales.
RECOMENDACIONES
Por el contrario, cambiando nuestra alimentación hacia modelos más sostenible podemos contribuir a que alimentarnos no sólo no degrade el medio ambiente, sino que contribuya a mejorar la biodiversidad, aumentar la fertilidad de los suelos, genere empleos de calidad, fije población en zonas rurales y se genere una actividad económica mucho más justa para todos los actores de la cadena.
En este sentido, es necesario asumir, en la medida de las posibilidades de cada persona, aquellas prácticas que nos acercan a un modelo lo más sostenible posible. Dentro de estas prácticas destacamos:
- Dar preferencia a una dieta basada en vegetales frescos, reduciendo el consumo de carne y derivados de animales, eliminando los que provengan de granjas intensivas y sustituyéndolos por ganadería ecológica y extensiva. El mantenimiento de la ganadería extensiva es clave para la conservación de muchos ecosistemas y sistemas productivos tradicionales.
- Aplicar criterios de sostenibilidad al elegir los alimentos: ecológicos, de proximidad, de temporada, pesca sostenible, a granel, etc.
- Eliminar los alimentos ultraprocesados, ya sean de origen animal como vegetal, al ser alimentos con alto contenido de grasas, azúcar o sal y un bajo contenido nutricional. Cocinar en casa es una forma de evitar este tipo de productos y es bueno para nuestro bolsillo, nuestra salud y la del planeta.
- Comprar los alimentos en redes que priorizan la justicia social y alimentaria y la responsabilidad ambiental. Se incluirían aquí las formas de venta directa y/o de “circuitos cortos” como mercados de productores, pequeños mercados periódicos o ferias puntuales, venta o recolección en la finca, etc.; asociaciones entre productores y consumidores como cooperativas solidarias o grupos de consumidores así como el comercio de proximidad especializado.
- Autoproducción de alimentos ya sea en casa o participando en huertas comunitarias. Estas además juegan un papel como espacios de ocio, interacción social y desarrollo comunitario.
COMPARTOCLIMA
El proyecto CompartoClima, desarrollado por la Asociación Vida Sana, tiene como objetivo identificar prácticas reales y concretas que permiten a una persona ser más resiliente frente al cambio climático a partir de entrevistas realizadas a visitantes de ferias de consumo ecológico y de una encuesta difundida a través de la web. Con el conjunto de prácticas recogidas y algunos casos ejemplares identificados se editará una guía.
Si quieres contribuir compartiendo tus prácticas referentes a la alimentación y otros ámbitos lo puedes hacer aquí:
Montse Escutia
MÁS SOBRE ESTA INICIATIVA
TOMA NOTA
El proyecto CompartoClima (Identificación y promoción de estilos de vida resilientes y adaptados al cambio climático en España) cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Convocatoria de subvenciones para la realización de proyectos que contribuyan a implementar el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2021-2030).
Referencia:
Ministerio de Consumo/EC-JRC (2022). Sostenibilidad del consumo en España. Evaluación del impacto ambiental asociado a los patrones de consumo mediante Análisis del Ciclo de Vida. Ministerio de Consumo. Disponible en : https://www.consumo.gob.es/sites/default/files/prensa/2%20Resumen%20ejecutivo.%20Accesibilidad_0.pdf