RETRATOS/ÁNGELA MOLINA/Ha recibido el Premio Especial de Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales
1 de agosto de 2023EL JUEGO DE LAS ADIVINANZAS/COSAS QUE NO SABÍAS DEL MUNDO “BIO”/10 cápsulas para sorprender a tus amigos/as
3 de agosto de 2023OPINIÓN/Antonio Sánchez
Stefano Mancuso y los radicales veganos
Antonio Sánchez se opone a algunas de las ideas más colonialistas e ineficaces (desde el punto de vista ambiental y otros) de algunos grupos de radicales veganos. Stefano Mancuso demuestra que todo tiene alma. Los vegetales, también.
Las plantas tienen vida, escuchan, sienten, respiran, se alimentan, y algunas de ellas tienen células que se reproducen indefinidamente
Blanca Miosi
Una de las características más definitorias del mundo moderno es su capacidad para desacralizar la vida. Para la mayoría de los occidentales del presente, el cosmos es un ente regido por la casualidad y nosotros, los seres humanos, no somos más que una mera mota de polvo en el espacio. La sociedad moderna ha erigido un paradigma, que se muestra a sí mismo como el único posible, que descarta toda forma de entender el mundo y la vida… que no sea cartesiana y materialista. A este pensamiento único no se opone prácticamente nadie y, cuando podía parecernos que aparecían grupúsculos de resistencia, resulta que estos no son la contra, sino una vanguardia del Sistema. Eso que nos parecía “rebelde” no representa ninguna alternativa válida y factible. Porque, en realidad, esos grupúsculos tienen más puntos en común con el propio Sistema que con modos de pensar que signifiquen, verazmente, una barrera para el paradigma tecnocientífico.
VEGANOS RADICALES Así las cosas, algunos radicales veganos quieren construir un mundo en el que no haya sufrimiento animal. En esto, estamos totalmente de acuerdo. Un servidor también se opone, ferozmente, a las macroganjas y a todos aquellos sistemas de crianza intensiva que cosifican la vida animal, en concreto, y, en general, cualquier otra forma de vida. Pero, ¿qué pasa con los vegetales? ¿Han leído los radicales veganos los libros de Stefano Mancuso y de otros especialistas afines? ¿Han leído los libros sagrados de las diferentes tradiciones espirituales y los de sus sabios y sabias en que el alma del mundo se manifiesta en todos los seres vivos, incluidas plantas, árboles, hongos…? ¿No entienden que, efectivamente, también hay alma en el universo vegetal? Entonces, si cosechas una lechuga, ¿estás conspirando contra el alma del mundo? Arderás en el infierno por ello. La respuesta es variable. Depende de la actitud y de la manera en que haces uso de los recursos que la Naturaleza pone a tu alcance.
El autor cita a un tertuliano anónimo de las redes sociales:
“Puedes ser vegano/a si quieres. Pero no creas que eres mejor por ello.
Estudia qué significa la ganadería ecológica, tradicional, nómada, extensiva…
Quizás te replantees algunas cosas… No creas ser rebelde y acabes siguiendo
la hoja de ruta de Bill Gates. Y, si vas a consumir hamburguesas vegetales, cosa muy respetable,
al menos que sean ecológicas…”
ANIMALES Y VEGETALES
Los veganos están muy preocupados por los animales. Nosotros compartimos esa preocupación. De hecho, no sólo nos preocupa lo que acontezca a aquellos animales que son criados para la alimentación humana. Nos preocupan todos los animales que pueblan la Tierra y de ahí que hayamos investigado y escrito sobre la 6ª Extinción, que ya está en marcha y que tiene un carácter antropogénico indudable. Nos preocupan incluso los derechos de las mascotas. Tienen derecho a no ser tratadas de una forma cursi y sentimentaloide. Que tengan que ser mascotas ya es triste… Pero que se les humanice de una forma tan amanerada es algo que debería ser considerado delictivo. También nos preocupan los vegetales y, en general, todas las formas de vida. Desnudar a un santo para vestir a otro es ridículo, pueril e ineficaz. No en vano, muchos veganos tienen una mentalidad, al respecto, totalmente inducida por el materialismo del que proceden. Mancuso lo tiene claro: “El error es pensar las plantas como animales minusválidos, a quienes les falta algo, movimiento, cerebro, mirada. Hay que acercarse a ellas al revés, sin el prejuicio animal: son una forma increíble de inteligencia, como de otro planeta”. Y, obviamente, son seres sintientes. Entonces, ¿hay que dejar de alimentarse de plantas? Algunos veganos muy radicales, también crudívoros, sólo se alimentan de aquellos productos vegetales cuya cosecha no representa la muerte del vegetal en sí. Por ejemplo, semillas, fruta, etc. Yo creo que no hace falta ir tan lejos. Por ahora, soy ovolacteovegetariano. Casi todo lo que como es ecológico, local, de temporada y/o de mi propio huerto y gallinero. Y me va bastante bien. Todo depende de la actitud, insisto.
LOS ENDIOSADOS Una hamburguesa plant-based elaborada a partir de ingredientes vegetales procedentes de cultivos industriales… también es responsable de la muerte directa e indirecta de muchos animales. Los vegetales que forman esa hamburguesa también tenían vida (e inteligencia) antes de ser engullidos por el consumidor vegano y por el sistema agroalimentario convencional, que, por mucho que se disfrace de cordero con las modas “flexis”, es un sistema que acabará destruyéndolo todo, si no somos capaces de evitarlo oponiéndonos a él. ¿Por qué cree un vegano radical que no comer animales, o queso o miel, le conduce directamente al Paraíso de la conducta correcta? Mancuso señala: “Normalmente pensamos que somos los únicos seres inteligentes en el planeta, o quizás no solo nosotros, pero solo unos pocos animales muy cercanos a nosotros y nada más. Creo que esto es una manera muy ridícula de mirar el mundo. Absurda y también presuntuosa. Si pudiéramos decir que la inteligencia está ligada a poseer un cerebro, entonces solo un 0,3% de las formas vivas tienen cerebro. Así que, si la inteligencia depende de la posesión de un cerebro, decimos que el 99,7% de la vida es estúpida, una especie de máquina mecánica. Para mí, como biólogo e investigador, esto es algo imposible de imaginar. Cada organismo viviente necesita resolver problemas. La inteligencia es la capacidad para resolver problemas. Incluso una bacteria o un virus necesitan resolver problemas; es imposible que no lo hagan, o se habrían extinguido inmediatamente”. Entonces, ¿por qué los radicales veganos insisten en presentarse a sí mismos como los redentores de la Humanidad, si también se alimentan de seres sintientes e inteligentes? No lo sé. Creo que es algo que tiene que ver con el ego y la necesidad de autoendiosarse…
UN HUERTO ZEN Llevo tres décadas alimentándoseme prácticamente de vegetales y algo de queso, miel, huevos… Insisto. Huevos de mi gallinero libre y bonito; plantas de mi huerto zen… Y, con respecto a todo lo demás, siempre que se pueda, que sea ecológico, local, de temporada, más vegetal que animal, artesano y estéticamente bello y sabroso. Si puede ser, siguiendo recetas tradicionales. Insisto. Porque no soy sospechoso de pertenecer a ninguna tribu urbana de carniceros de la ultraderecha. Tanto si como vegetal como si como indirectamente animal, doy las gracias al Cielo por el alimento. Esto hace que el producto, sea cual sea, sepa mejor y sea más nutritivo, en todos los sentidos, también el emocional. Es obvio que hay que disminuir drásticamente el consumo de proteína animal, pero también es verdad que hacer desaparecer las formas de ganadería tradicional, familiar, extensiva, nómada, aquí y en cualquier lugar del planeta, es otra barbaridad muy propia de gentes que, aunque muestran pequeños signos de rebeldía, aceptan las principales consignas de la modernidad sin rechistar. Lo más peligroso es que abundan entre los veganos radicales los que están dispuestos a consentir que todos los tipos de ganadería tradicional, extensiva y ecológica sean extirpados. Le pregunté a uno: “¿Lo conseguiréis por las buenas o por las malas?”. “Se intentará por las buenas. Pero, si no se consigue, en aras del bien común, habrá que imponerlo a la fuerza”. La ignorancia, a veces, no conoce límites y es peligrosísima. En aras del “bien común” nos esperan nuevos totalitarismos que acabarán con las últimas formas de vida tradicional que resisten a la dictadura tecnocientífica. Aquí y en cualquier lugar del orbe. Una vez más, nuevos colonialismos, esta vez en manos de chicos blancos, urbanitas, de clase media/alta, adoctrinados en las nuevas tecnologías y sin hijos, pero con mascotas. Como ya he dicho en más de una ocasión, citando a innumerables científicos y expertos de diversa procedencia, la ganadería ecológica, extensiva, tradicional… tiene una gran cantidad de beneficios ambientales, sociales, gastronómicos, culturales… Protege la biodiversidad, combate los incendios, respeta el paisaje, mantiene vivos los pueblos, conserva sistemas de vida milenarios… En fin… Si vas a comer, ten una actitud de respeto, consciente, de agradecimiento… Y luego cómete lo que sea en paz. Ser vegano no es garantía de nada. Y procura que tu consumo sea lo más consciente posible. Sé crítico incluso con los que se supone que son críticos, pero que no hacen otra cosa que arengar a las masas con oscuros objetivos, como hace Bill Gates, que nos quiere convertir a todos en consumidores de “carne Frankenstein”, con el apoyo de no pocas agrupaciones veganas. En fin… Cosas veredes, amigo Sancho. Como dijo un tertuliano cuyo nombre no recuerdo en las redes sociales: “Puedes ser vegano/a si quieres. Pero no creas que eres mejor por ello. Estudia qué significa la ganadería ecológica, tradicional, nómada, extensiva… Quizás te replantees algunas cosas… No creas ser rebelde y acabes siguiendo la hoja de ruta de Bill Gates. Y, si vas a consumir hamburguesas vegetales, cosa muy respetable, al menos que sean ecológicas…”.
Antonio Sánchez