Pablo Bolaño arremete en este texto contra el concepto de falsa sostenibilidad que encierran muchos alimentos veganos que no son ecológicos, ni locales, ni artesanos.
La tristeza, el remordimiento y las lágrimas destruyen las células del cuerpo y
envenenan la atmósfera del individuo
Florence Scovel
La mayoría de las personas, en la sociedad de masas, actúan de forma incorrecta en muchos casos en temas ambientales. Entonces, les pesa la mala conciencia y el remordimiento. Y la mejor manera de solucionarlo es llevar a cabo pequeñas acciones que, envueltas en la fraudulenta mercadotecnia de las grandes empresas, te convencen de que, obrando así, estás salvando al mundo del calentamiento global y de no se sabe cuántas cosas más. En este asunto, los productos veganos, principalmente para flexiveganos, se llevan la palma.
PRODUCTOS INDUSTRIALES
Me refiero, básicamente, a alimentos que… sí, vale, son veganos. Pero también son industriales. Son alimentos de grandes empresas de la alimentación convencional que han visto que les puede salir rentable hablar de sostenibilidad y llegar a mercados que hasta ahora ni soñaban. Se trata de producir las mismas porquerías de siempre pero sin nada que tenga que ver con los animales. Así, los que se hartan cada día de proteína animal, comiéndose una vez a la semana una hamburguesa vegana, por ejemplo, ya tienen su conciencia tranquila. Pero esa proteína vegetal viene de muy lejos, lo que constituye un atentado ambiental/energético de primer orden. Y, para el cultivo de esos vegetales, se han utilizado cantidades ingentes de pesticidas, lo que acaba con la diversidad (animal y vegetal también). Para colmo, no son productos ni artesanos ni locales, lo que sólo beneficia a grandes firmas de la economía transglobal. Es como si alguien pensara que, zampándose una pizza de Tarradellas, beneficia a los artesanos pizzeros italianos. Vaya mundo el nuestro…
OBRAR EN CONCIENCIA
Los productos que mejor favorecen la lucha contra el calentamiento global y la 6ª extinción son los ecológicos. No te lleves a engaño en este asunto. Y, pues, obra en conciencia. Cuando son locales y artesanos, además, estás beneficiando a la economía local, el combate contra los monopolios. Ese tipo de alimentos favorecen la diversidad cultural y la vida rural. Y yo no me obsesionaría mucho con que un alimento sea enteramente vegetal. La opción ovolacteovegetariana es muy responsable y consciente. La ganadería ecológica extensiva, además, es una forma de combatir algunos de los problemas a los que nos enfrentamos de una forma barata, sencilla y que también produce alimentos de primera calidad y sanos y seguros. Y, no lo olvides, están protegiendo a especies animales de la extinción, favorecen la diversidad, se abonan los campos de cultivo de una forma inmejorable, se limpian los bosques de una forma natural y, cuando esos animales mueren, en los muladares pueden alimentarse otras especies de carroñeros que también tienen derecho a la vida. ¿O es que los necrófagos no tienen derecho a vivir?
Pablo Bolaño