Según puede leerse en un texto de Lucía Ruiz, publicado por EFEAgro, los alimentos "plant based" están esquivando la crisis que sufren otras categorías alimentarias. Pero la mayoría de estos alimentos no son "bio", desgraciadamente.
El texto de Lucía Ruiz asevera que "la asfixiante subida de precios está haciendo estragos en el consumo alimentario con caídas de volumen en casi todas las categorías, pero con llamativas excepciones, como la de los alimentos con base vegetal, que han repuntado tanto en valor como en demanda, con alzas de hasta el 25 % en algunos segmentos".
GANANDO CUOTA
El texto continúa así: "Mientras los españoles reducen sus compras para intentar abaratar su presupuesto en alimentación con caídas pronunciadas -sobre todo en el caso de los frescos-, los postres, las comidas y las bebidas de base vegetal siguen ganando cuota y generando ingresos millonarios. El negocio, que crece al albur de una concienciación ambiental que considera necesario buscar fuentes de proteínas diferentes a las animales y acompaña a la tendencia de la eliminación o reducción del consumo de alimentos de origen ganadero, bordeó los 500 millones de euros en ventas en supermercados e hipermercados en 2022". Aunque, como ya venimos repitiendo en esta atalaya informativa desde hace meses, la inmensa mayoría de los productos de los que habla el artículo no son "bio". El nuevo veganismo, o, mejor dicho, el nuevo consumo de productos veganos... especialmente por flexiveganos, no es "bio". Se trata de alimentos convencionales, llenos de plaguicidas, puestos en circulación por grandes empresas que no tienen las preocupaciones ambientales como prioritarias. Es una "verdad a medias".
CIRCANA
Estas conclusiones con respecto a las cifras del veganismo en España se desprenden de los datos de Circana, la consultora nacida de la unión de IRI y NPD Group, que ha elaborado un informe cuyos datos "apuntan que los postres de origen vegetal incrementaron sus precios por encima del 10% en 2022 y que, aún así, consiguieron un 25% más de demanda. Como resultado de esta ecuación, las ventas de estos postres se dispararon en valor un 37,9%, hasta los 97,2 millones de euros, con los yogures copando como referencia más demandada y con una tendencia alcista, pues su negocio subió un 45,4%, frente al retroceso de hasta el 81% en los quesos". Los yogures vegetales nacieron en el sector ecológico. La gran industria los copió y los clonó con ingredientes procedentes de la agricultura industrial y con el sambenito de que son ambientalmente más sostenibles que los productos procedentes de las granjas ganaderas industriales... están haciendo el agosto. Son postres de soja procedentes de zonas de selvas devastadas para la creación de cultivos transgénicos inundados de biocidas. ¿Es esto más sostenible?
BEBIDAS VEGETALES
No obstante, son las bebidas vegetales las que concentran la mayor parte del negocio de los denominados "plant bassed" en España, con crecimientos tanto en volumen como en valor superiores al 3% y una facturación por encima de los 300 millones de euros en la distribución alimentaria. "La comida sólida de alternativas vegetales -que suelen imitar la textura y el gusto de carnes e incluso pescados y mariscos- también cuenta cada día con más adeptos en España. Así, han conseguido en 2022 elevar la demanda un 12,8% y las ventas un 14,7%, hasta los casi 90 millones de euros. Sin embargo, hay categorías que disminuyen su presencia en la cesta de la compra de los españoles como los alimentos con base de seitán, tofu o soja, de acuerdo a la estadística de Circana", señala Ruiz. Las bebidas vegetales también nacieron en el sector ecológico. Las grandes multinacionales tienen sus espías en ferias como BioCultura. Estudian lo que va a funcionar y lo clonan en convencional. Pero, para que realmente sea una propuesta ambiental y sanitariamente sostenible, tiene que ser "bio". Si no, es más de los mismo... aunque con "buen rollito".
UNA VEZ MÁS, DANONE
Ruiz confiesa: "En el caso de las alternativas vegetales, están en el foco la grandes compañías de siempre que han diversificado su negocio, como las lácteas Danone, de infinidad de start ups y de empresas que poco a poco se han convertido en referentes del sector como, Heura, que ya ha llegado incluso a acuerdos con empresas de restauración. Sólo esta marca especializada ha informado de que en 2022 facturó 31,4 millones de euros, un 80% más y en plena crisis de precios". Grandes empresas cuya principal obsesión es la obtención de pingües beneficios, no el bien común. Hay que decir que, durante mucho tiempo, desde Danone se intentó boicotear al sector “bio” y desde la firma se impuso un fraude colosal en el mercado con sus falsos yogures “bio”. Si recularon y quitaron el “bio” de su producción, no fue sino porque la justicia les obligó después de diversos contenciosos en los tribunales en los que perdieron los juicios, también moralmente. ¿Ahora resulta que son más ecológicos que nadie?
Beneo tiene previsto, para el segundo trimestre de 2023, ampliar su porfolio con su primer producto semielaborado: trozos de pollo de origen vegetal. Según detalla la compañía, cuenta con una receta única y una tecnología de proceso patentada que permitirá presentar el alimento tanto en fresco como congelado elaborado con cuatro ingredientes: micoproteína y proteína de guisante, combinados con un regulador del pH y un saborizante. "La compañía defiende que genera una huella de carbono tres veces menor que la del pollo", señala el texto de Ruiz. No tenemos duda de que la huella de carbono es menor. Sobre todo, según cómo la midamos. Pero también es cierto que son cultivos, en su mayoría, totalmente industrializados, con maquinaria pesada, utilización de fertilizantes químicos, pesticidas... Desnudamos a un fraile para vestir a otro. Pero buena parte del público ha picado el cebo.
IMPONDRÁN LA CARNE CULTIVADA
Ruiz dice: “Si hay algo que está cambiando el contexto de fuerte inflación y cambio climático es la ‘infidelidad’ de los consumidores a sus marcas, sus productos e incluso sus hábitos de consumo. Así, los productos de base vegetal, antes sólo ideados para personas con dietas veganas o vegetarinas, ganan peso hasta el punto de que seis de cada diez españoles estarían dispuestos a probar ‘carne cultivada’, según un informe sobre la percepción del consumidor sobre este producto elaborado por Ainia y financiado por la Conselleria d'Innovació, Universitats, Ciéncia i Societat Digital de la Generalitat Valenciana”. Sí… Sobre esto ya hemos escrito también… Grandes empresas y filántropos como Bill Gates están intentando imponer la carne cultivada a medio mundo. Las características de la “carne Frankenstein” también hemos hablado aquí. No se trata de hacer nada bueno por el mundo, sino de imponer una alimentación totalmente industrial, global, despersonalizada, antiespiritual, antiartesanal, plástica, etc. Y todo con la excusa de la menor huella de carbono. Y ni “mú” sobre si son alimentos “bio” o no. Un desastre…
QUE SEA “BIO”, POR FAVOR
No estamos en absoluto de acuerdo con el texto de Ruiz, que señala: “La visión de futuro próxima es optimista, sobre todo porque, de acuerdo al mismo estudio, el 53% de los encuestados considera que en los próximos años aumentará su consumo de proteína vegetal. Entre las motivaciones, los encuestados señalan el bienestar animal (63%), el respeto al medio ambiente (50%) y la curiosidad por probarla (48%)”. Sí, nos felicitamos de que crezca el interés por los alimentos veganos. Pero, si no son ecológicos, podría ser peor el remedio que la enfermedad. Abogamos por aminorar en gran medida el consumo de proteína animal. En eso estamos de acuerdo. Pero los alimentos veganos que sean ecológicos… Y descartamos por completo la carne cultivada y otros engendros de Gates y sus compinches. Y no tenemos nada en contra de la ganadería ecológica en extensivo. Carne, muy de vez en vez, pero de calidad… Si te comes una hamburguesa vegetal, que sea en ecológico, de alguna empresa local y con productos locales, no con soja industrial procedente de Argentina… Menor huella de carbono… Jajaja.
Pablo Bolaño