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18 de diciembre de 2022ECOLOGÍA ESPIRITUAL/Paul Kingsnorth
“El ecologismo ha olvidado lo divino"
Paul Kingsnorth publica “Alexandria”. El que fuera editor de The Ecologist se siente defraudado del materialismo de gran parte del mundo ecologista. Algunas de sus declaraciones, con las que Pedro Burruezo se siente plenamente identificado, no tienen desperdicio. El propio Burruezo nos lo explica…
Un pequeño grupo de personas que ha sobrevivido a un desastre ecológico sobreviven en una pequeña comunidad en lo que, antaño, fue Inglaterra. Han decidido que, para que no vuelvan a repetirse los problemas de la civilización anterior, vivirán en total armonía con la Naturaleza y todos los seres vivos. Y que le pondrán límites a la ciencia y a la tecnología, para no volver a tropezar en la misma piedra. Es una comunidad con unos claros principios de índole espiritual.
THE ECOLOGIST
Carlos Garfella ha entrevistado recientemente a Paul Kingsnorth en “El País”. Fue editor de The Ecologist. Cree Paul Kingsnorth (Worcester, Inglaterra, 50 años) que el ser humano lleva más de tres siglos divorciado del planeta. Y ya es muy tarde para reconciliaciones: hay heridas que nunca cicatrizan, sobre todo en la capa de ozono. "Fue en la Revolución Industrial cuando el hombre deja de ver la Tierra como un lugar sagrado para convertirla en una mina de extracción, en algo muerto", explica el autor de “Alejandría” (Amsterdam), último libro de la trilogía de ciencia ficción “Buckmaster”, donde retrata la vida de una comunidad que sobrevive a una Inglaterra apocalíptica. A través de una profunda mirada mística, el también ensayista, ex editor de la revista The Ecologist y antiguo activista ambiental (ahora desengañado), crea una distopía en la que convergen todas las contradicciones del alma que llevan al desastre. En cualquier caso, cuando llegue, a él le pillará en un bosque de Irlanda, donde se mudó con su familia en el 2019 asumiendo una posición pasiva frente a la crisis climática. Recuerda mucho a la teoría estrella del epicureísmo: “No te preocupes por lo que no puedas controlar”. Todo esto lo escribe Garfella en la entradilla de su entrevista. Para nosotros Kingsnorth es uno de esos seguidores de la ecología profunda que en ningún momento olvidó que la destrucción de hoy tiene que ver con la separación del ser humano de lo divino.
ESPIRITUALIDAD Y ACTIVISMO
“Cuando era joven siempre quise ser novelista antes que activista. Estoy volviendo a los orígenes. Una de mis influencias es George Orwell, alguien a quien le hubiera gustado ser vicario en la Inglaterra del siglo XVII para contemplar cómo florecían los manzanos. Pero le tocó la época del fascismo y no le quedó más remedio que meterse en política. Aunque siempre tuvo ese dilema entre activismo y la pulsión de crear arte. Digamos que yo me siento igual respecto a la era que nos ha tocado vivir”, señala Kingsnorth. También se queja de que el movimiento ha olvidado lo esencial: lo divino, lo sagrado, la esencia. Y señala: “Mucho. Lo divino está muy presente en mi obra. De hecho, todos mis libros podrían catalogarse como libros religiosos, aunque yo nunca me planteara que así fuera. Cuando empezó la industrialización, la Humanidad rechazó la existencia de Dios. Fue entonces cuando convertimos la naturaleza en algo muerto, del que extraer recursos. Desapareció la idea de la Tierra como un sitio sagrado. Decidimos situarnos en el centro. Y en todas las religiones se explica qué ocurre cuando los humanos deciden convertirse en el centro”. El desastre…
ECOLOGISMO DESORIENTADO
Kingsnorth se muestra muy crítico con el movimiento ecologista, del que ha formado parte, y del que se siente, en gran medida, defraudado. Ya hemos dicho aquí en no pocas ocasiones que el mundo no se cambia con mares de cifras y apelando a la razón. El triunfo de la mente por encima del espíritu es lo que nos ha traído hasta aquí. Es imposible cambiar la situación siguiendo este nefasto método… Kingsnorth lo explica: “Absolutamente. Hace años que lo defiendo. El ecologismo se equivoca al crear un retrato hipertécnico de datos y proyecciones para que el poder se lo crea en serio. Pero lo que ha logrado es alejarse de la esencia, de ver la naturaleza como algo divino. El cambio climático es un síntoma de una relación rota con nuestra cultura e historia”.
DARK MOUNTAIN
Nuestro protagonista es cofundador del proyecto Dark Mountain, una red mundial de escritores, artistas y pensadores dedicados a confrontar «las historias que a nuestra sociedad le gusta contarse a sí misma, las historias que nos impiden ver claramente el alcance del cataclismo ecológico, social y cultural que ya está en marcha». Su primer libro, “One No, Many Yeses: A Journey to the Heart of the Global Resistance Movement” (2003), fue una memoria y una investigación centradas en el movimiento antiglobalización, del que formó parte, que se tradujo a seis lenguas y se publicó en trece países. Su primera novela, “The Wake” (2014), ganó el Premio Gordon Burn y fue nominada para el Premio MAN Booker, el Premio Folio y el Premio Goldsmith. También es autor de varios libros de no ficción (“Real England: The Battle Against The Bland”, 2008, “Uncivilisation: The Dark Mountain Manifesto”, 2009, y “Savage Gods”, 2019) y de poesía (“Kidland and Other Poems”, 2011, y “Songs from the Blue River”, 2018). Ha colaborado con medios como The Guardian, The Independent, Daily Telegraph, Daily Mail, Le Monde, BBC, The London Review of Books o Granta. “Creo en los ciclos históricos, las civilizaciones crecen y caen a lo largo de la historia. Tienes un gran crescendo, llegas al pico de la civilización y a partir de aquí cae por lo que sea: los recursos, el medio ambiente... y así una y otra vez”, reflexiona el autor. En unos mil años, en este libro, hemos vuelto a la vida tribal deliberadamente, porque la civilización anterior colapsó a causa de lo que le habíamos hecho a la Tierra. Esta gente no quiere que vuelva a suceder, así que viven con mucha conciencia de la tierra y de los animales, poniendo límites a la tecnología”.
Pedro Burruezo