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15 de noviembre de 2023"APUNTES DEL NATURAL"/Ignacio Galaz
“En mi caso, el medio natural resulta terapéutico”
El escritor Ignacio Galaz Ballesteros lleva casi toda la vida en contacto con la naturaleza, bien a través de la pesca, el senderismo o la fotografía de plantas y animales. Todo lo que tiene vida le interesa. No es casual que haya elegido la imagen de un roquero solitario para la portada de su cuaderno de campo, ya que la soledad le procura sosiego. Decía Miguel Delibes, autor al que admira, que la soledad, cuando es buscada, resulta beneficiosa y permite la introspección, pero cuando viene impuesta por las circunstancias daña a la persona. Ignacio disfruta de la soledad, tanto en casa, rodeado de libros, como en los bosques o junto a las riberas de ríos y arroyos.
-¿Nos puedes explicar qué es "Apuntes del natural"?
-"Apuntes del natural" es un cuaderno de campo de carácter literario redactado a lo largo de varios años. No es un texto divulgativo –entonces tendría que haber incluido en sus páginas dibujos y fotos de las plantas y de los animales que describo–, sino un ejercicio de escritura con un estilo propio, siempre buscando un lenguaje lo más pulcro y preciso posible.
“LITERNATURA”
-Ignoro si los libros sobre naturaleza tienen muchos o pocos adeptos. Desde luego, las editoriales especializadas no abundan, al menos en España, donde, en general, se lee poco. En nuestro país hay muchos clubes de senderismo y de montaña, pero eso no quiere decir que sus miembros sean lectores.
MIGUEL DELIBES
-¿Quiénes son tus referentes en este género? ¿Qué libros te han marcado?
-Mi referente es Miguel Delibes. Todos los años, cuando comienza la temporada de pesca en Castilla y León, releo un diario suyo titulado "Mis amigas las truchas". Otro libro que me encanta –hablo de él en el cuaderno de campo– es "Walden", de Henry David Thoreau, un clásico del género. También me gustan los libros de ilustradores de fauna y flora.
EL MEDIO NATURAL, COMO TERAPIA
-¿En la soledad de la naturaleza es posible encontrarse a uno mismo?
-Claro que en la soledad de la naturaleza es posible encontrarse a sí mismo. En mi caso, el medio natural resulta terapéutico.
UN CAMINO EQUIVOCADO
-Los efectos del cambio climático en el planeta son una realidad palmaria. En el caso de los países mediterráneos, las sequías prolongadas, las altas temperaturas y las dañinas lluvias torrenciales han venido para quedarse. Un signo que no presagia nada bueno es el aumento de la temperatura de nuestros mares; en Galicia, por ejemplo, quienes se dedican al marisqueo en las rías y al cultivo del mejillón mediante bateas están viendo con preocupación cómo los moluscos no se desarrollan como debieran e incluso mueren en cantidades significativas.
LA NATURALEZA, AGONIZANTE
-A mí contemplar la naturaleza agonizante sólo me produce dolor: el hombre no es un organismo ajeno a ella —nuestras uñas no difieren mucho de las que tuvieron los dinosaurios—, pero ha perdido el vínculo primordial con la casa que habita, la biosfera, esa delgada capa del planeta donde se desarrolla la vida. Y muchos no son conscientes de que no hay otra de recambio.
RECURSOS LIMITADOS
-Necesitamos comprender que los recursos naturales son limitados y que la codicia de algunos no puede hipotecar el futuro de las próximas generaciones. Confío en que la educación, la solidaridad y la tecnología eviten el desastre.
Pedro Burruezo