El sector cárnico porcino industrial no pasa por un buen momento. Nosotros nos alegramos. Criar tantos marranos en nuestro país es un asunto muy cochino y muy negativo para la salud ambiental y ciudadana. Pablo Bolaño lo explica.
Puedes ponerle pintalabios a un cerdo pero seguirá siendo un cerdo…
Barack Obama
La Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (Interporc), junto con la consultora internacional Deloitte —autores del informe Future of Food: Proteína animal, retos y oportunidades para el sector cárnico español—, han elaborado un Plan Estratégico del Sector Porcino, en el que se definen ocho líneas fundamentales con las que abordar los retos de futuro que se presentan. Porque el sector del guarro pasa por un mal momento. Los autores del informe señalan: “El documento pretende ser una hoja de ruta que mitigue los impactos a los que se enfrenta el sector y nos prepare para competir en el nuevo escenario que se avecina, que viene marcado por el cambio de tendencia experimentado en el año 2022, tras un período de crecimiento sostenido durante la última década (+4 % anual entre 2010-21). En el último año asistimos a un importante aumento de los costes de producción y el consiguiente descenso de la rentabilidad, derivados, entre otras cuestiones, de la guerra en Ucrania y las consecuentes dificultades en el comercio internacional o el suministro de materias primas, pero también nos enfrentamos a dos grandes retos: las nuevas exigencias regulatorias en materia de bienestar animal y de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero; y el aumento de la intensidad competitiva mundial de otros mercados exportadores”, explica Alberto Herranz, director de la Interprofesional, Interporc. Por no hablar, llamando a las cosas por su nombre, de que una gran parte de la población está cansada de tanta “guarrería”. Aumentan el veganismo y los flexis. El personal busca alternativas más saludables y menos contaminantes. ¿Para qué necesitamos tantos cerdos criados, para colmo, de forma industrial?
CERDOS, GUARROS, PUERCOS, MARRANOS…
El plan presentado busca “una transformación del sector para alcanzar su aspiración estratégica de converger hacia un modelo de sostenibilidad, resiliencia, competitividad e innovación que lo mantenga como referente mundial y el principal sostén de la soberanía alimentaria europea, basado en ocho líneas estratégicas”. A mí me sabe mal por los trabajadores del sector, pero ¿por qué al “jalufo” se le dan tantos nombres que son sinónimo de guarrería? Por algo será. La cría industrial de marranos, por más que los informes de las empresas del sector quieran convencernos de lo contrario, causan un sinfín de desastres ambientales y sanitarios. Es una cochinada. Desde Ecologistas en Acción nos recuerdan: “La contaminación de aguas y suelos que generan las explotaciones intensivas de cerdos y su enorme consumo de agua es una grave amenaza para el medio ambiente de la zona, en riesgo de desertificación por el cambio climático. Recordemos que el gobierno de España declaró la ‘Emergencia climática’ el 21 de enero de 2020. Además, el 50% de la carne de porcino se destina a la exportación. De hecho, España fue el primer proveedor de China en 2019, pero la contaminación se queda aquí”. Y todo… para beneficio de unos pocos… Busquen en Internet. Lo que está ocurriendo en Carmona (Sevilla) con tanta industria cárnica de guarros… no tiene nombre.
UN ASUNTO DE SALUD PÚBLICA
La cría industrial de cerdos provoca emisiones ingentes de gases de efecto invernadero; contamina las aguas y los campos por el exceso de purines y sus nitritos y nitratos; destroza los paisajes: provoca un gran sufrimiento animal… Pero, además, el consumo de “jalufo” industrial es muy dañino para la salud. El cerdo es un animal omnívoro que puede alimentarse incluso de heces o de ratas, y su sistema digestivo no tiene la capacidad de destruir todos los residuos acumulados. Por eso su carne está considerada entre las menos sanas del mercado y que una regla de obligado cumplimiento sea no tomarlo nunca crudo ni poco hecho. “No es que el cerdo sea el único animal que tiene bacterias o parásitos en su organismo”, explica Lluís Riera, director de la Consultoria de Seguretat Alimentària i de l’Aigua. “Todas las carnes son susceptibles de contaminarse con microorganismos, que pasan del sistema digestivo a la musculatura. Pero en los animales más pequeños, como el cerdo y las aves, el sistema por donde circulan está más próximo a la carne y por eso es más fácil que la contaminen”. El cerno no suda. No elimina toxinas. Si te encuentras mal y vas al médico, lo primero que te quieta es el cochino. Por algo será…
MACROGRANJAS
Las macrogranjas de cerdos tienen efectos secundarios. Ya lo creo. La contaminación del agua causada por la filtración de purines altera el equilibrio del ecosistema acuático, favorece la resistencia a los antibióticos y puede ser vector de transmisión de varias enfermedades. El aire también puede verse contaminado por las emanaciones producidas en las granjas, lo que se traduciría en consecuencias nocivas para la salud. Y es que, sólo el olor, puede acabar provocando estrés e hipertensión. Médicos como el neumólogo Jesús Martínez-Moratalla o la intensivista Ángela Prado Mira han alzado la voz, citando decenas de artículos científicos, para advertir que las macrogranjas de cerdos pueden suponer un problema de salud pública por los residuos que generan, los purines. Pero no sólo por eso. De la misma manera que del cerdo se aprovecha todo… también lo contamina todo con sus toxinas, los antibióticos que les dan, las hormonas, los pestilentes efluvios de sus purines, sus gases de efecto invernadero, el consumo brutal de recursos, la devastación de selvas para sus piensos, los residuos generados… La ganadería industrial es un problema en sí misma. En el caso del cerdo, más todavía…
GREENPEACE
Los datos resumidos por Greenpeace no dejan lugar a dudas. Las macrogranjas de cerdos y de otros mamíferos son una guarrada…
Pablo Bolaño