Manos Unidas colabora en proyectos agroecológicos para que los más vulnerables cultiven sus tierras con autonomía. La ONG contribuye a frenar la pobreza y la desigualdad en los países del Sur a través de sus programas de desarrollo enfocados en el medio ambiente y el cambio climático. Un proyecto en Honduras apoya a 375 productores con formación y conocimientos técnicos sobre sistemas de riego, información climática y agroecología para incrementar sus ingresos. En Guatemala, la Asociación de Formación para el Desarrollo Integral, socio local de Manos Unidas, ayuda a la población creando oportunidades económicas con la agricultura orgánica.
Hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación. Esto afecta directamente a la mitad de la población mundial, que depende de los alimentos, el agua y las materias primas que proporcionan bosques, tierras de cultivo, sabanas, turberas y montañas para sobrevivir. Por este motivo, el Día Mundial del Medio Ambiente 2024, se centró en la restauración de tierras, la desertificación y la resiliencia a la sequía. Uno de los países más afectados es Honduras ya que 140 de los 298 municipios de este país se encuentran situados en el Corredor Seco Centroamericano, un área caracterizada por las sequías y la escasez agua, lo que impacta en la agricultura de subsistencia que practican las familias.
TEMPERATURAS EXTREMAS
“La economía de Honduras depende en gran medida de la agricultura. Por lo tanto, las alteraciones en los patrones de lluvia y las temperaturas extremas han reducido la producción y la productividad agrícola, afectando a la seguridad alimentaria y económica de miles de familias”, explica Adelina Vásquez López, directora ejecutiva del Centro de Desarrollo Humano (CDH) de Honduras, socio local de Manos Unidas.
CRISI CLIMÁTICA
“La crisis climática ha exacerbado las condiciones de vida en Honduras, provocando que muchas familias se vean obligadas a desplazarse y emigrar forzadamente en búsqueda de mejores condiciones de vida en otros países. Entre enero 2018 a marzo 2023, 348.445 personas emigraron de Honduras”, agrega Adelina Vásquez, señalando otras causas de dichas migraciones como la pérdida de recursos naturales y factores socioeconómicos como la pobreza, el desempleo y la violencia.
LA RESTAURACIÓN
La guía “Somos la #GeneraciónRestauración” elaborada por Naciones Unidas, con motivo de la celebración, indica que hay varias maneras de llevar a cabo la restauración de ecosistemas y la primera de ellas es hacer sostenible la agricultura. En este sentido, Manos Unidas colabora en numerosos proyectos para impulsar la agroecología en diferentes regiones del planeta como solución para frenar la desigualdad, el hambre y la pobreza y evitar así que la población abandone su lugar de origen.
En Honduras, un proyecto, cofinanciado por Manos Unidas, los Ayuntamientos de Málaga, Zaragoza, Leioa y el Gobierno de Aragón, apoyará a 375 productores de 14 comunidades de tres municipios del departamento de Choluteca (El Triunfo, Concepción de María y El Corpus) en el sur del país, que recibirán formación y conocimientos técnicos sobre sistemas de riego, de información climática y agroecología para tomar mejores decisiones para sus cultivos e incrementar sus ingresos.
“La deforestación y la degradación del suelo limitan el acceso a recursos vitales como el agua y la leña, empeorando la calidad de vida de las personas”, lamenta la directiva del CDH, organización ejecutora del proyecto que cuenta con una experiencia de más de tres décadas en la promoción de la soberanía y seguridad alimentaria.
RÍO GUALE
Por este motivo, la gestión de la Microcuenca del Río Guale será fundamental para proteger el área de recursos naturales de las comunidades amenazadas por la tala y quema del bosque, el uso de químicos, el mal manejo de desechos sólidos y la no aplicación de las leyes, entre otros factores. “Las buenas prácticas relacionadas con la gestión y protección de cuencas y microcuencas, reservas forestales, áreas protegidas, gestión sostenible del agua son importantes a nivel individual, colectivo y de diálogo político”, recalca Vásquez.
RESILIENCIA
Para conseguir comunidades más resilientes, se mejorará la seguridad alimentaria aplicando estrategias de adaptación al cambio climático gracias al monitoreo local que proporcione información que ayude a la toma de decisiones de las familias productoras. Asimismo, se llevarán a cabo acciones para incrementar los ingresos mediante la mejora de la productividad, diversificación de los cultivos y el desarrollo de iniciativas económicas de buenas prácticas de reservas estratégicas relacionadas con la promoción y desarrollo de cultivos patrimoniales, su procesamiento y comercialización.
“Los proyectos relacionados con la agroecología y el respeto al medio ambiente tienen un impacto positivo en la permanencia de las personas en sus comunidades. Al mejorar la seguridad alimentaria, incrementar la resiliencia ante el cambio climático, fomentar el desarrollo económico local, proteger el medio ambiente y fortalecer las estructuras comunitarias, estos proyectos ofrecen una alternativa viable y sostenible frente al desplazamiento y migración forzada”, concluye Vásquez.
TEJIDO SOCIAL
En Guatemala, desde la Asociación de Formación para el Desarrollo Integral (AFOPADI), socio local de Manos Unidas, trabajan en el fortalecimiento integral del tejido social y comunitario beneficiando a unas 3.000 personas en el Municipio de San Ildefonso Ixtahuacán, en el departamento de Huehuetenango. En esa región, la mayoría de las familias indígenas se dedica a la agricultura de subsistencia. Debido a la poca tierra con la que cuentan, una gran parte del campesinado no logra satisfacer sus necesidades básicas y busca mejores oportunidades en otros lugares.
Norman Ventura, encargado del programa de la ONG, explica que, para ayudar a que la población no abandone sus comunidades, “fomentamos la creación de oportunidades económicas, la prevención de la violencia a través de la cultura de paz y la mejora del acceso a servicios básicos”.
CALIDAD DE VIDA
Todo ello aumenta la calidad de vida de las personas en las comunidades. “Además”, continúa Ventura, “capacitamos a los agricultores en técnicas como la siembra de cultivos resistentes a la sequía, la rotación de cultivos, la elaboración de abono orgánico y la conservación del agua”. En AFOPADI, el cuidado del planeta y del medio ambiente es un eje fundamental. Por eso, implementan sistemas agroforestales con la integración de árboles en los sistemas agrícolas, lo que ayuda a mejorar la fertilidad del suelo, conservar la humedad y diversificar la producción. “Con los programas de reforestación se recupera la cobertura boscosa, lo que ayuda a regular el clima, conservar el suelo y proteger las fuentes de agua”, enumera Ventura.
También se facilita el acceso a tecnologías innovadoras y adaptadas al contexto local para la gestión del cambio climático, la seguridad alimentaria y la mejora de la calidad de vida de las familias. Esto incluye cisternas de agua de lluvia, cocinas ahorradoras de leña, letrinas aboneras y filtros de agua para consumo humano.
RECURSOS
El pasado año, Manos Unidas destinó 1,3 millones de euros a 15 proyectos relacionados con el cuidado del medio ambiente y la prevención del cambio climático. Además, conscientes de que la agricultura y la ganadería son fundamentales para el sustento de millones de personas en el mundo, la ONG apoyó 119 proyectos de alimentación y medios de vida por un importe superior a los 11,7 millones de euros.
Redacción