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La ropa de los contenedores no se reutiliza
Greenpeace está llevando a cabo una investigación para determinar cuál es el destino de las prendas que depositamos en los contenedores de recogida de ropa instalados tanto en la vía pública así como en algunas tiendas. Solo se ha podido determinar la reutilización de una de las 29 prendas monitorizadas, que fue adquirida en una tienda de segunda mano en Rumanía. Tras cuatro meses de seguimiento, muchas prendas siguen moviéndose y parece que no han llegado a su último destino, aunque han recorrido miles de kilómetros a lugares tan lejanos y diversos como Chile, Pakistán, India o Togo; o se encuentran en almacenes en polígonos industriales de España o simplemente siguen sin dar señal.
Las grandes marcas nos prometen soluciones milagrosas, pero todo, o casi, es mentira. A la que hurgas en la herida… te das cuenta de que la infección es devastadora.
BLACK FRIDAY
“Hemos podido comprobar que la gestión que se hace de la ropa que se deposita en contenedores se aleja mucho de la economía circular que buscan. El modelo actual necesita de países del Sur Global para producir ropa y luego gestionar los residuos que se generan al desecharla, viajando miles de kilómetros. Mientras esto no cambie la segunda vida de la ropa será más una estrategia de la industria para que sigamos comprando ropa sin remordimientos en días como el Black Friday que una realidad”, ha declarado la responsable de la investigación, Sara del Río.KILOMETRAJE ABSURDO
Entre julio y agosto de 2023, Greenpeace colocó dispositivos de seguimiento convencionales tipo botón en 29 prendas aptas para una segunda vida (ropa y calzado) que luego depositó en contenedores de once provincias españolas, situados tanto en la vía pública como en tiendas de Zara y Mango. “La primera gran sorpresa fue que ambas vías siguen el mismo proceso, debido a que las entidades de gestión en ambos casos son las mismas. Un ejemplo claro es que prendas procedentes de ambos sistemas de recogida han sido localizadas en Emiratos Árabes Unidos, que, al igual que Pakistán, cuenta con centros de recepción internacionales de ropa ubicados en zonas francas, lo que facilita su reexportación”, señalan desde Greenpeace.
HASTA ATACAMA
Las prendas seguidas por Greenpeace también han sido localizadas en África. En concreto, han aparecido en Egipto, Togo y Marruecos. Cabe destacar que, según la Agencia Europea del Medio Ambiente, el 46% de los textiles usados exportados desde la UE tienen a países africanos como destino, donde son revendidos alrededor del 60%, mientras que el resto es desechado, muchas veces directamente en el medio ambiente como Greenpeace pudo comprobar en otra reciente investigación. Cabe destacar, según la entidad, que “esta práctica, aun pareciendo buena, es muy perjudicial para las economías locales que ven cómo la ropa usada ‘barata’ europea, que inunda los mercadillos de numerosos países, impide el desarrollo de una industria textil local. Otra de las prendas ha llegado a Chile, a pesar de que América no es un destino habitual de la ropa usada que se genera en España. Chile posee uno de los casos mundialmente más reconocidos de contaminación textil por las montañas de ropa usada que se acumulan en el desierto de Atacama”. Según las investigaciones de Greenpeace, “la ropa usada procedente de España que se envía a países europeos… suele tener un valor económico muy superior a la que se envía a países como Marruecos o Emiratos o Pakistán (que son de los principales destinos de las exportaciones), lo que también indicaría una peor calidad, lo que le resta posibilidades de una segunda vida y un mayor riesgo de acabar siendo desechada, con el consiguiente impacto medioambiental”. Durante el desarrollo del trabajo, la organización ecologista también ha detectado la presencia de un circuito irregular de gestión de residuos textiles, es decir, que se escapan a la gestión autorizada por los ayuntamientos, que tienen la competencia de la recogida selectiva de residuos.SIN SALIR DE ESPAÑA
Alrededor de la mitad de los dispositivos de seguimiento no han salido de España, aunque sí se han movido una o varias veces de lugar. Esto es debido a que los cuatro meses de investigación que han transcurrido hasta ahora no son suficientes para realizar el seguimiento completo hasta el destino final de la prenda de ropa que se deposita en un contenedor. Por esta razón, Greenpeace permite que desde su web se realice el seguimiento de los trackers que aún no han llegado a destino actualizando diariamente su localización o hasta que se confirme que las limitaciones de la metodología no han permitido conocer correctamente su localización. Greenpeace cree que “la investigación pone de manifiesto la necesidad de cambiar radicalmente el modelo de producción y consumo de ropa y evitar caer en falsas soluciones o parches que retrasen este cambio. La gestión efectiva de la ropa usada para que no suponga un problema medioambiental y social cada vez mayor, a la que las marcas de ropa estarán obligadas a partir de 2025, tiene que estar acompañada de una reducción drástica de la producción, un aumento de la durabilidad y la calidad de las prendas”.Redacción