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20 de marzo de 2025MERCADONA QUIERE UN MUNDO SIN COCINAS
Javier Guzmán responde a Juan Roig
Y Pablo Bolaño sale con su capote para rematar la faena…
Javier Guzmán (Justicia Alimentaria), en “El Salto”, responde a Juan Roig, de Mercadona. Y nuestro Pablo Bolaño comenta lo que dice Guzmán. La comida preparada en manos de grandes supermercados gana terreno y amenaza nuestra alimentación ciudadana en pro de los alimentos ultraprocesados de pésima calidad organoléptica y nutricional.
Señala Javier Guzmán: “En la presentación de resultados financieros de Mercadona, recientemente, su presidente, Juan Roig, aparte de vanagloriarse de sus beneficios, que en absoluto nada tienen que ver con el alza de márgenes y precios que estamos viviendo en la alimentación, lanzó una frase desconcertante, que marca un horizonte, distópico, pero posible: ‘Lo dije y lo mantengo: a mitad del siglo XXI no habrá cocinas’”. El magnate de las grandes superficies también confirmó: “Espero vivirlo. Yo calculo que sí, porque quedan 25 años y yo quiero llegar a los 100 años”.
UN MUNDO SIN COCINAS
Guzmán insiste: “Lo han oído bien. No habrá cocinas, como sucede en muchos hogares de grandes ciudades de Estados Unidos hoy en día, donde los hornos se usan como zapateros. En los últimos años, el avance de la comida preparada ha experimentado un crecimiento vertiginoso, impulsado por el ritmo de vida acelerado y la falta de tiempo para cocinar. Las fronteras entre retail y restauración se difuminan, dicen los expertos quitando importancia a la tragedia, y la persona consumidora deja de ir a un supermercado a comprar producto fresco y a un restaurante para comer”. Sí, es una distopía… Pero simplemente yo diría que es una consecuencia trágica de un mundo sin familias, sin hogares, sin dulzura… Lo dramático no es que desaparezcan las cocinas, sino las madres, los padres, los abuelos y abuelas, los tíos y tías… Hemos dejado de ser tribus. Esto es un chollo para Juan Roig y los de su estirpe.
“MERCAURANTES”
“Todas las cadenas de supermercados, sin excepción, pasando por patronales como Asedas, están de acuerdo en que el consumidor se está enganchando a los llamados ‘mercaurantes’ (grocerants en inglés). Según revela el último informe de la Asociación Española de Fabricantes de Platos Preparados (Asefapre), el consumo de platos preparados en los hogares españoles alcanzó las 742.377 toneladas en 2023, lo que representa un incremento del 2,9% con respecto al año anterior. Este aumento se traduce en un consumo per cápita de 16,3 kilos al año, un crecimiento del 10,8% en comparación con el año anterior, alcanzando los 4.568,9 millones de euros”, señala Guzmán. Y seguirá creciendo, añadimos nosotros. ¿De qué extrañarse? Hemos construido un mundo en el que todo es posible, todo menos un hogar más o menos normal. Un mundo sin familias, sin hombres y mujeres que cocinan con amor para su familia y su tribu… Estamos creando el paraíso de los “mercadonas” y similares. También crece el número de mascotas. Tenemos más perros, pero no tenemos hijos. Tenemos platos ultraprocesados, pero ya no tendremos cocinas. Si hay porno, ¿para qué queremos una pareja? Y nos dicen que ahora somos más libres… Juan Roig es un visionario y un demonio al mismo tiempo.
LÓGICAS DEPREDADORAS
Guzmán insiste: “Sin embargo, detrás de esta aparente comodidad se esconde un modelo que pone en riesgo a consumidores, restauradores y agricultores, consolidando un sistema alimentario dominado por grandes corporaciones con lógicas depredadoras. Para ello el primer paso es poner en marcha la estrategia del deskilling, traducido como quitarnos las capacidades, la cultura de cocinar, expulsarnos de ellas y convencernos que allí perdemos el tiempo”. Muy pocos productos frescos, una alimentación contaminada y precocinada, edulcorantes y aditivos a tutiplén… Los Roig y otros haciendo dinero a cascoporro. Pero todo eso tiene un precio: nuestros campos están más heridos que un toro en la plaza. Comida insalubre es igual a una ciudadanía enferma. También se derivan otros problemas: ecosistemas quemados, muchos plásticos, zonas rurales transformadas en factorías estériles, calentamiento global, más desperdicio alimentario… Nada de todo esto es por casualidad. La estrategia es clara: hay que desvincular al ser humano de todo aquello que aún le une a su esencia primigenia y divina. Los ecologistas deben volver a lo esencial. La destrucción empieza en casa, no en el Ártico.
COCINAS FANTASMAS Y PRECARIEDAD
Guzmán advierte: “En realidad, lo que no quieren decir es que hay menos margen para estas megaempresas en el producto fresco, y mucho más cuando el producto es más procesado y contiene menos alimento. Además, el producto fresco permite la descentralización y la soberanía alimentaria. En cambio, los ‘mercaurantes’ incentivan las cocinas fantasmas y la precariedad. Para ser claros, si esta transformación tiene lugar, y parece que las grandes empresas lo tienen muy claro, tendremos efectos dramáticos y difícilmente reversibles para este nuestro sistema alimentario herido de muerte”. En mi humilde opinión, lo del dinero es lo de menos. Se trata de arrebatarle al pueblo, a la gente, su poder. Una casa sin cocina es la dictadura contra la ecocracia. Yo creo que, en realidad, nuestro sistema alimentario no es que esté herido de muerte, sino totalmente difunto. Murió el día en que las familias y los pueblos empezaron a desaparecer. Afortunadamente, hay una elite que está despertando y que comprueba cómo de formas cada vez más sutiles… se nos cuela el diablo en casa. Y esa minoría está empezando a ponerle barreras a todo ese desorden, a ese caos, con el fin de restaurar en sus hogares sistemas de vida lo más naturales y bellos posible. No se equivoquen: el sistema alimentario global también creará sucedáneos en versión ecológica. No pasa nada por comer un día una pizza “bio”, pero ¡ojo! Una sociedad en la que no hay padres y madres, abuelos y abuelas, nuños y niñas, tíos y tías, amigos y amigas, vecinos y vecinas, que cocinan con amor y ternura… es una sociedad que no vale la pena, incluso aunque fuera “eco”.
Pablo Bolaño